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El musolari errante

Nostrarturus

Luis, amigo desde tiempos inmemoriales y lector habitual del blog,  me hace llegar el mayor ejercicio profético desde que Malachy o'Morgain cerró la pestaña. Se trata de un artículo de Reverte publicado en el Semanal hace diez años justos. Creo que, en su momento, lo leí. Se titula "Los amos del mundo", y ahí va:

 

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del computador, su futuro y el de sus hijos.
Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.
Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.
Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.
No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.
Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia.
Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.
Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.
Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad.
Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, ¡oh, prodigio!, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.
Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros.
Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con su puesto de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.
Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.
Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

 

 

Carom to the right

No me explico cómo llevo tanto tiempo con el blog y aún no he colgado este superclásico. En acción, uno de los grandes clásicos de la poesía americana del siglo XX.

Promesas

Lucho, siempre lucho, ahora con una idempotencia que parecía trivial a primera vista y me está dando la lata, aún no me acompaña en mis sueños pero ya va apareciendo en mis vigilias, no es mala señal. La música de los Piratas me dominó anteayer, quiero escucharlos más, me gustaría ver a Iván Ferreiro en directo pero estoy en Murcia y de todos modos tampoco sé cómo será en solitario. Pero me quedo con esas promesas que no valen nada, no es mi canción favorita, ni siquiera de ellos, pero maldito si me importa. Y se me va la cabeza a ese Promise de Bruce que me haría odiarlo si fuera cantautor por haberse permitido el lujo de ignorar tal canción –como tantas otras- en su discografía oficial. Y también a las promesas selladas, húmedas y granates de la alocución de Cyrano en el balcón, y a I promised myself, que no sé por qué me recuerda a Carlos y no a grabaciones cutres en cintas de cassette, cuando estaba mucho más solo, la voz de los disc-jockeys baratos de los 40 ensuciaba y ensuciaba, seguramente adrede, y mi falta de criterio me condenaba a hacer mezclas que ahora son joyas por cuanto atraen aromas del pasado.

 

Esta es nuestra victoria

 

No suelo repetir tema dos días seguidos, pero creo que la ocasión lo merece y además, collons, que me quedé hasta las seis y media de la mañana para verlo. Es el discurso de aceptación de Obama, historia pura desde ya, seguramente a la altura de los míticos de Kennedy y Martin Luther King, otras dos figuras señeras que despertaron similar ilusión; esperemos que no acabe como ellos. La transcripción está aquí, y la traducción aquí. Es muy emocionante.

Historias del 631: Cuando me he despertado, casi en la facultad, el chaval de delante deletreaba incorrectamente Yngwie a un amigo, y hablaba de su versión de los Caprichos de Paganini. Y lo increíble es que después le ha descrito lo maravillosa que es “Comfortably numb”, mítica canción de Pink Floyd que me viene obsesionando durante meses, desde que la vi en una escena de los Soprano que es una de las descripciones más descarnadas de la maldad que jamás he visto.

 

 

El Rey del Mundo

El Rey del Mundo

Cuánta alegría, cuánta esperanza, cuánta audacia, cuántos retos... No nos decepciones.

Aquitania

 

Estaba pensando qué meter para conmemorar el día de los Difuntos (la americanización festiva del asunto, Halloween, me toca bastante los buebos, aunque como buen hipócrita por poco voy a una celebración alusiva el viernes), y creo que nada mejor que este poema de Gerard de Nerval, poeta y suicida, que a su vez versionó mi admirado Gil de Biedma, siendo fiel al espíritu mas no a la letra. La traducción del primero, aquí.


EL DESDICHADO

Je suis le Ténébreux, - le Veuf, - l'Inconsolé,
Le Prince d'Aquitaine à la Tour abolie :
Ma seule Étoile est morte, - et mon luth constellé
Porte le Soleil noir de la Mélancolie.

Dans la nuit du Tombeau, Toi qui m'as consolé,
Rends-moi le Pausilippe et la mer d'Italie,
La fleur qui plaisait tant à mon coeur désolé,
Et la treille où le Pampre à la Rose s'allie.

Suis-je Amour ou Phoebus ?... Lusignan ou Biron ?
Mon front est rouge encor du baiser de la Reine ;
J'ai rêvé dans la Grotte où nage la Sirène...

Et j'ai deux fois vainqueur traversé l'Achéron :
Modulant tour à tour sur la lyre d'Orphée
Les soupirs de la Sainte et les cris de la Fée.

 

PRÍNCIPE DE AQUITANIA, EN SU TORRE ABOLIDA

 

Una clara conciencia de lo que ha perdido,
es lo que le consuela. Se levanta
cada mañana a fallecer, discurre por estancias
en donde sórdamente duele el tiempo
que se detuvo, la herida mal cerrada.
Dura en ningún lugar este otro mundo,
y vuelve por la noche en las paradas
del sueño fatigoso... Reino suyo
dorado, cuántas veces
por él pregunta en la mitad del día,
con el temor de olvidar algo!
Las horas, largo viaje desabrido.
La historia es un instante preferido,
un tesoro en imágenes, que él guarda
para su necesaria consulta con la muerte.
Y el final de la historia es esta pausa.

 

Historias del 631: Hoy no hay mucho que contar, porque a los diez minutos de viaje he sentido un pequeño mareo y he preferido dejar Bomarzo y dormirme. Me ha dado tiempo, no obstante, a escuchar a tres jinchas en la última fila berrear a grito pelado que Pachá es un robo –quince euros- y quejarse de que sus amigas siempre van a un bar cercano que es un antro. Al menos las invitan a copas gratis, pues el camarero le tira los trastos a saco a una amiga suya, que se llama Elena y pasa de él hasta el punto de decirle con frecuencia “tengo que dejarte, que me llama mi novio.” Ahora que lo pienso, quizá no fue tan raro que me encontrara mal.

Thanks, Robin

Alguien dirá que me he equivocado y que este video iba para el blog de fútbol, no para el musolari; sin embargo, creo que le gustará -y emocionará- a todos los que disfrutamos con España en la Eurocopa, que pienso que es una clase mucho más grande que la de los seguidores habituales del deporte rey. Prohibido llorar.

Imagen pública

 

Cuando estés muerto te harán una tumba y en él escribirán un bonito epitafio: “Aquí yace la imagen pública, 95% hombre, 5% ser humano.” Y para muchos no serás lo que eres, sino como te has mostrado a ellos, y difícilmente habrán caminado por esas piedras rotas que son tus sentimientos. Así que no nos fiaremos de tu sonrisa, una vez que sabemos que sólo sirve a tu imagen pública. Aunque quizá a veces nos quedemos con lo que vemos, porque puede estar muy bien, e incluso, si algún día decidimos rascar un poquito en la superficie, es posible que sólo encontremos más imagen pública. Porque tu sueño de niño, el de vivir como un simple ser humano, te lo quitaron.

(Adaptación de Morrissey)

 

 

Deadly sins

 

Dejo este par de canciones, que me encantan, de dos artistas “que son de los míos“, como muestra de cómo se puede tratar el mismo tema desde dos puntos de vista completamente opuestos, y hacerlo en ambos casos con creatividad e ingenio, y aportando cosas. Buen fin de semana a quien me lea, yo me piro a la Coruña hasta el domingo.

Historias del 631: Mientras trataba de dormir, he escuchado a una niña detrás el comentario “Ayer me pasé la tarde enviándole a la gente fotos de mi nuevo pelo”. Poco después su interlocutora contó cómo su hermano, que dormía en su cuarto y es pintor y narcisista por confesión propia, se tomó 34 pastillas del tirón, 20 antidepresivos y 14 somníferos (o al revés) cuando la dosis era media y media. Cuando la hermana le reprochó su actitud, contestó: “pues lo he hecho porque quise colgarme pero se rompió el cable”. El jincho está vivo, al parecer.

Puente de plata

Lo nunca visto. Era una de las peores partidas de mi corta vida como jugador de bridge, soltaba ya las cartas mecánicamente sólo dilatando el momento de irme a la cama y terminar el día. Nuestra prestación había sido terrible: habíamos ganado el primer game, de acuerdo, pero nuestra serie de subastas quizá había sido la peor jamás vista en un tapete: hasta nueve habíamos perdido (¡siete de ellas ya de vulnerables!) que habían reportado al contrario la descomunal cantidad de 1670 puntos. Una bestialidad. Encima, habíamos tenido una gran oportunidad en el segundo juego, con cartas cuasi maravillosas, que tiramos por avaricia: declaramos grand slam sin triunfo, nos doblaron, redoblamos, y en ese momento caímos en la “maravillosa” cuenta de que salían ellos y de que tenían un as, el de corazones. Aunque minimizamos daños sentando doce bazas, ahí estaban los 400 de penalización y, sobre todo, la sensación de que el tren pasó y lo dejamos escapar.

 

Así afrontábamos pues la que seguramente sería una última mano a beneficio de inventario. En nuestro marcador 320 puntos, 1830 en el suyo. Cinco corazones bajitos en mi mano y no demasiadas malas cartas en la pandilla restante, cuando mi compañero comienza declarando un corazón; yo me animo un poquitín, y digo: bueno, vamos a terminar bonito, tres corazones, venga. Y no son los de la baraja, sino el mío el que empieza pounding algo hard cuando el de enfrente se tira a la piscina y se juega el pequeño slam a corazones. Descubrimos cartas, y juntamos diez triunfos entre los dos, pero nos falta el rey. No sale en el primer intento; jo, qué putada, los otros tres están concentrados y por tanto la baza colchón ya está perdida. Levantamos el rey en la segunda, y lo que sigue es un ejercicio de precisión milimétrica cuyo momento clave resulta de hacer el ocho de tréboles cuando los contrarios ya están  pelados de ese palo. Casi no me lo creo cuando mi compañero clava la baza número doce con el Jack de corazones, y asciendo directamente al cielo cuando veo la cuenta final (aún no domino la puntuación): 180 puntos por cumplir el contrato, 750 de bonus por el pequeño slam en situación vulnerable, y otros 700 por el rubber. Victoria final 1950-1830. Como decía al principio, lo nunca visto.

Hombres honrados

No tengo perdón de Dios. Llevo cuatro años con el blog y nunca he colgado esto, seguramente mi escena favorita en toda la historia del cine. Bueno, más vale tarde que nunca. Para los no avisados, se trata del discurso de Marco Antonio a la plebe en el "Julio César" de Mankiewicz, grandiosa adaptación de la obra de Shakespeare. Dejo debajo la transcripción del discurso, y aquí hay una traducción al castellano. La situación es poco después del asesinato de César, apuñalado al pie de la estatua de Pompeyo por varios senadores a cuya cabeza estaban Casio y Bruto hijo adoptivo de César- y justo después de un discurso autojustificativo de este último, en el que presenta a su padre como un hombre ambicioso que aspiraba a convertirse en tirano. No hablo más, a disfrutar.

ANTONY
Friends, Romans, countrymen, lend me your ears;
I come to bury Caesar, not to praise him.
The evil that men do lives after them;
The good is oft interred with their bones;
So let it be with Caesar. The noble Brutus
Hath told you Caesar was ambitious:
If it were so, it was a grievous fault,
And grievously hath Caesar answer’d it.
Here, under leave of Brutus and the rest–
For Brutus is an honourable man;
So are they all, all honourable men–
Come I to speak in Caesar’s funeral.
He was my friend, faithful and just to me:
But Brutus says he was ambitious;
And Brutus is an honourable man.
He hath brought many captives home to Rome
Whose ransoms did the general coffers fill:
Did this in Caesar seem ambitious?
When that the poor have cried, Caesar hath wept:
Ambition should be made of sterner stuff:
Yet Brutus says he was ambitious;
And Brutus is an honourable man.
You all did see that on the Lupercal
I thrice presented him a kingly crown,
Which he did thrice refuse: was this ambition?
Yet Brutus says he was ambitious;
And, sure, he is an honourable man.
I speak not to disprove what Brutus spoke,
But here I am to speak what I do know.
You all did love him once, not without cause:
What cause withholds you then, to mourn for him?
O judgment! thou art fled to brutish beasts,
And men have lost their reason. Bear with me;
My heart is in the coffin there with Caesar,
And I must pause till it come back to me.

First Citizen
Methinks there is much reason in his sayings.

Second Citizen
If thou consider rightly of the matter,
Caesar has had great wrong.

Third Citizen
Has he, masters?
I fear there will a worse come in his place.

Fourth Citizen
Mark’d ye his words? He would not take the crown;
Therefore ’tis certain he was not ambitious.

First Citizen
If it be found so, some will dear abide it.

Second Citizen
Poor soul! his eyes are red as fire with weeping.

Third Citizen
There’s not a nobler man in Rome than Antony.

Fourth Citizen
Now mark him, he begins again to speak.

ANTONY
But yesterday the word of Caesar might
Have stood against the world; now lies he there.
And none so poor to do him reverence.
O masters, if I were disposed to stir
Your hearts and minds to mutiny and rage,
I should do Brutus wrong, and Cassius wrong,
Who, you all know, are honourable men:
I will not do them wrong; I rather choose
To wrong the dead, to wrong myself and you,
Than I will wrong such honourable men.
But here’s a parchment with the seal of Caesar;
I found it in his closet, ’tis his will:
Let but the commons hear this testament–
Which, pardon me, I do not mean to read–
And they would go and kiss dead Caesar’s wounds
And dip their napkins in his sacred blood,
Yea, beg a hair of him for memory,
And, dying, mention it within their wills,
Bequeathing it as a rich legacy
Unto their issue.

Fourth Citizen
We’ll hear the will: read it, Mark Antony.

All
The will, the will! we will hear Caesar’s will.

ANTONY
Have patience, gentle friends, I must not read it;
It is not meet you know how Caesar loved you.
You are not wood, you are not stones, but men;
And, being men, bearing the will of Caesar,
It will inflame you, it will make you mad:
‘Tis good you know not that you are his heirs;
For, if you should, O, what would come of it!

Fourth Citizen
Read the will; we’ll hear it, Antony;
You shall read us the will, Caesar’s will.

ANTONY
Will you be patient? will you stay awhile?
I have o’ershot myself to tell you of it:
I fear I wrong the honourable men
Whose daggers have stabb’d Caesar; I do fear it.

Fourth Citizen
They were traitors: honourable men!

All
The will! the testament!

Second Citizen
They were villains, murderers: the will! read the will.

ANTONY
You will compel me, then, to read the will?
Then make a ring about the corpse of Caesar,
And let me show you him that made the will.
Shall I descend? and will you give me leave?

Several Citizens
Come down.

Second Citizen
Descend.

Third Citizen
You shall have leave.

ANTONY comes down

Fourth Citizen
A ring; stand round.

First Citizen
Stand from the hearse, stand from the body.

Second Citizen
Room for Antony, most noble Antony.

ANTONY
Nay, press not so upon me; stand far off.

Several Citizens
Stand back; room; bear back.

ANTONY
If you have tears, prepare to shed them now.
You all do know this mantle: I remember
The first time ever Caesar put it on;
‘Twas on a summer’s evening, in his tent,
That day he overcame the Nervii:
Look, in this place ran Cassius’s dagger through:
See what a rent the envious Casca made:
Through this the well-beloved Brutus stabb’d;
And as he pluck’d his cursed steel away,
Mark how the blood of Caesar follow’d it,
As rushing out of doors, to be resolved
If Brutus so unkindly knock’d, or no;
For Brutus, as you know, was Caesar’s angel:
Judge, O you gods, how dearly Caesar loved him!
This was the most unkindest cut of all;
For when the noble Caesar saw him stab,
Ingratitude, more strong than traitors’ arms,
Quite vanquish’d him: then burst his mighty heart;
And, in his mantle muffling up his face,
Even at the base of Pompey’s statua,
Which all the while ran blood, great Caesar fell.
O, what a fall was there, my countrymen!
Then I, and you, and all of us fell down,
Whilst bloody treason flourish’d over us.
O, now you weep; and, I perceive, you feel
The dint of pity: these are gracious drops.
Kind souls, what, weep you when you but behold
Our Caesar’s vesture wounded? Look you here,
Here is himself, marr’d, as you see, with traitors.

First Citizen
O piteous spectacle!

Second Citizen
O noble Caesar!

Third Citizen
O woful day!

Fourth Citizen
O traitors, villains!

First Citizen
O most bloody sight!

Second Citizen
We will be revenged.

All
Revenge! About! Seek! Burn! Fire! Kill! Slay!
Let not a traitor live!

ANTONY
Stay, countrymen.

First Citizen
Peace there! hear the noble Antony.

Second Citizen
We’ll hear him, we’ll follow him, we’ll die with him.

ANTONY
Good friends, sweet friends, let me not stir you up
To such a sudden flood of mutiny.
They that have done this deed are honourable:
What private griefs they have, alas, I know not,
That made them do it: they are wise and honourable,
And will, no doubt, with reasons answer you.
I come not, friends, to steal away your hearts:
I am no orator, as Brutus is;
But, as you know me all, a plain blunt man,
That love my friend; and that they know full well
That gave me public leave to speak of him:
For I have neither wit, nor words, nor worth,
Action, nor utterance, nor the power of speech,
To stir men’s blood: I only speak right on;
I tell you that which you yourselves do know;
Show you sweet Caesar’s wounds, poor poor dumb mouths,
And bid them speak for me: but were I Brutus,
And Brutus Antony, there were an Antony
Would ruffle up your spirits and put a tongue
In every wound of Caesar that should move
The stones of Rome to rise and mutiny.

All
We’ll mutiny.

First Citizen
We’ll burn the house of Brutus.

Third Citizen
Away, then! come, seek the conspirators.

ANTONY
Yet hear me, countrymen; yet hear me speak.

All
Peace, ho! Hear Antony. Most noble Antony!

ANTONY
Why, friends, you go to do you know not what:
Wherein hath Caesar thus deserved your loves?
Alas, you know not: I must tell you then:
You have forgot the will I told you of.

All
Most true. The will! Let’s stay and hear the will.

ANTONY
Here is the will, and under Caesar’s seal.
To every Roman citizen he gives,
To every several man, seventy-five drachmas.

Second Citizen
Most noble Caesar! We’ll revenge his death.

Third Citizen
O royal Caesar!

ANTONY
Hear me with patience.

All
Peace, ho!

ANTONY
Moreover, he hath left you all his walks,
His private arbours and new-planted orchards,
On this side Tiber; he hath left them you,
And to your heirs for ever, common pleasures,
To walk abroad, and recreate yourselves.
Here was a Caesar! when comes such another?

First Citizen
Never, never. Come, away, away!
We’ll burn his body in the holy place,
And with the brands fire the traitors’ houses.
Take up the body.

Second Citizen
Go fetch fire.

Third Citizen
Pluck down benches.

Fourth Citizen
Pluck down forms, windows, any thing.

Exeunt Citizens with the body

Kitsch

Me ha llamado la atención un fragmento que dejo abajo del libro "La posibilidad de una isla"; tan lúcido y desesperanzado como el resto de las aproximadamente cien páginas que llevo leídas. En cierto modo, es el reverso tenebroso de un bonito pasaje de "La sonrisa etrusca", donde el entrañable protagonista ofrece el ejemplo de un niño como lo más cercano a la verdad absoluta. Los dos enfoques, aunque parezcan opuestos, están más cerca de ser complementarios de lo que parece, y también los dos protagonistas, Roncone y el pagliaccio sin nombre de Houellebecq. Tenía grandes expectativas en este autor, y su libro, como fuente de ideas y análisis de la pobreza de la sociedad posmoderna, no me está decepcionando en absoluto.

"En cierto modo, todo es kitsch. En conjunto, la música es kitsch, y el arte, y hasta la literatura. Casi por definición, cualquier emoción es kitsch; pero también cualquier reflexión e incluso, en cierto sentido, cualquier acción. Lo único que no es kitsch en absoluto es la nada."

PD: Visto que casi siempre escribo desde la facultad y que los viajes en bus casi siempre contienen algo interesante o al menos descriptivo sobre mi ritmo vital, que a fin de cuentas es lo que voy, de modo casi siempre lateral, plasmando aquí, a partir de hoy voy a incluir en cada post un pequeño apéndice llamado "Historias del 631", contando mi vivencia correspondiente. Hoy, vía iPod, he presenciado como el Senado lo deja todo listo y preparado para la guerra civil entre Pompeyo y César. Segundo capítulo de Roma, crece exponencialmente su interés.

 

 

 

Intervención en el Potiomkin

Tremendo y espectacular cómo han complementado los Arcade Fire una de las más grandes escenas de la historia del cine. Sobran más palabras.

 

Clever swines

Este artículo es una de las lecturas más espeluznantes que jamás he tenido ocasión de realizar. Cuando he terminado de leerlo, lo primero que se me ha venido a la cabeza es una frase de Marat al principio de la Revolución francesa: "para que triunfe la revolución y se haga justicia, deben caer 170.000 cabezas". Esos hijos de puta merecerían que se empapelasen las calles con sus caras, y las de sus familias, y cualquiera que los viera les diera una puñalada en la cara. En el hotel del que habla el artículo les tenían que haber preparado un recibimiento como el famoso a los omeyas, o como la campana de Huesca. Sé que es inútil, que cuando el sistema se rehaga brotarán otros -porque está en la naturaleza del hombre- pero contemplar en directo como los despellejan vivos sería una demostración de justicia infinita (sí, la famosa operación de Bush, otro como ellos) y una visión moralmente muy, muy reconfortante.

Cerdos.

Torbellino

Con frecuencia me hierve tanto la cabeza que me gustaría tener un cuadernillo independiente, que funcionase solo con la mente, para ir apuntando todo lo que se me ocurre y que me gustaría ampliar/comentar/enviar/glosar/comprobar. Lo intento con el móvil, pero es sólo un pálido reflejo de lo que deseo; necesitaría más inmediatez, más velocidad, para apuntarlo todo, y luego dedicarle todo el tiempo que fuera necesario en los momentos tranquilos.

 

Estaba viendo la peli sobre la vida Pollock –bastante recomendable, esforzado Ed Harris- e impresionado por la escena final de su muerte en accidente, me viene la idea de comprobar hasta qué punto la reproducción es realista o no; y de paso utilizar el maravilloso Google Images para conocer las caras reales de la dos chicas que acompañaban al genio en el viaje (una murió); aunque sepa de antemano que la superviviente de verdad no podrá competir con Jennifer Connelly. Anoto, de paso, una nueva palabra con las cinco vocales, “binoculares”.

 

Después finaliza la peli, comienzan los títulos de crédito, y no puedo evitar verlos hasta el final –sacrificando las noticias- porque suena una canción que está cantando Tom Waits, y aunque esto casi seguro de que es él necesito comprobarlo. Mientras la escucho, pienso en decirle a Natalia como me he acordado de ella al escucharla –pocas veces he visto a alguien tan emocionado por el concierto de un ídolo- y también que tengo que escuchar más al fetiche de Jarmusch; para algo me bajé en su momento su enorme discografía. Después aparece Robert de Niro en los agradecimientos, y también el de su productora, Tribeca. Inmediatamente recuerdo que quería buscar el significado del acrónimo (Triangle Below Canal St.) y otro más que no conocía y que también debo buscar me acude (HBO-Home Box Office). Y acaban los títulos y verifico que en efecto la canción es de Tom, y ya puedo cambiar de canal para disfrutar las noticias. Pero aparece el festival de Sitges, y hablan de Martyrs y de la polémica generada, así que tengo en algún momento que bajarme la película y ver si es para tanto, si llega a los niveles de Audition o Funny Games...

El adiós del violín

 

Seguía con mi libro de Chandler cuando venía aquí en el bus, y tuve la mala suerte de que se sentaron detrás de mí dos chavales demasiado despiertos para las ocho de la mañana. Como yo lo que quería era leer y cada vez me resulta más difícil hacerlo con charla de fondo, decidí combatir el fuego con fuego y busqué algo instrumental en mi iPod que eliminase el ruido y me permitiera sumergirme de nuevo en ese Los Ángeles negro y brillante de los años 40.

Salió, como otras veces, el concierto para violín de Tchaikovsky, y en un momento dado, cuando se acerca el primer clímax, no pude evitar levantar los ojos del libro y disfrutar por unos minutos de la música con toda la atención y dedicación que me permitían los sentidos. Pensé qué maravillosos acordes que me han acompañado desde los doce años y no me canso de oír, que conforme pasa el tiempo vas apreciando partes en las que antes no reparaste sin aburrirte nunca de las que sí te marcaron, y una cosa más: que seguramente, en el limbo donde viven los personajes literarios que tanto me gustaría conocer, y entre los que cuento con más amigos de los que podría citar, un tal Marlowe dejaría caer una media sonrisa de aprobación y comprendería por qué, momentáneamente, le había abandonado. Quizá sabe que ya irá siempre conmigo, y no necesariamente con la cara de Humphrey Bogart.

Gold

 

Esta mañana me ha ocurrido una pequeña anécdota –no llega quizá ni a eso- que habla un poco de una característica mía que se va agudizando con el paso de los años, según la muerte (aritméticamente) se acerca: la necesidad de aprovechar el tiempo.

Últimamente he descubierto que hay un autobús que viene directamente a la Uni desde Moncloa sin hacer ninguna parada intermedia. El ahorro de tiempo puede llegar a ser de unos veinte minutos, y considerando que la hora de salida es bastante buena (las 8:10 de la mañana), si me levanto a tiempo intento organizarme para llegar a esa hora.

Hoy ha sido uno de tales días. En realidad, me he levantado a las 6:48 –he mirado el reloj- pero entre afeitados, ducha, pitos y flautas he acabado llegando a metro Moncloa a las 7:55. Iba embebido leyendo “El largo adiós”, gran libro, cuando me he quedado parado enfrente de los tornos y me he dicho, en un pensamiento que formulado puede haber durado menos de medio segundo: “son las 8 y tengo diez minutos para llegar a un sitio que está a cuatro de distancia. ¿Qué hago en esos seis minutos que quedan? Es principio de mes, así que a comprar el Fotogramas”. Sobra decir que llegué clavado a coger mi bus, y esos minutos que iban a ser basura sirvieron para algo.

Me alegra que mi cabeza funcione así sin pedirlo, el tiempo es oro.

El honorable TCDNG

El honorable TCDNG

 

En estos tiempos inciertos en que me vuelco en las series, descubierto al fin el filón de talento que hay en ellas (ver el suplemento del sábado del País), un regalo de Rosa, la proximidad de Roma y la propia inevitabilidad me han llevado a la madre de todas, que homenajeo aquí con este poema que siempre me ha perturbado. El original, en este enlace.

"A cien años de la púnica maldición
Roma será esclava de un hombre velludo,
un hombre velludo de muy poco pelo.
Todos los hombres serán mujeres, y cada mujer un hombre.
El corcel que monte tendrá dedos por cascos.
Morirá a manos de su hijo, que no es su hijo.
y no en el campo de batalla.

El otro velludo que esclavice al Estado
será hijo, no hijo, del último velludo.
Tendrá de cabellos abundante pelambre.
dará mármol a Roma en lugar de la arcilla
y la ceñirá con cadenas invisibles.
Morirá a manos de su esposa, que no es esposa,
para bien de su hijo que no es su hijo.

El tercer velludo que esclavice al Estado
será hijo no hijo de este último velludo.
Será barro mezclado con sangre,
un hombre velludo de muy poco pelo.
Dará a Roma victorias y derrotas
y morirá para bien de su hijo no hijo...
un cojín será su espada.

El cuarto velludo que esclavice al Estado
será hijo no hijo de este último velludo,
un hombre velludo de muy poco pelo.
Dará a Roma venenos y blasfemias
y morirá de una coz de su viejo caballo
que lo paseó de niño.

El quinto velludo que esclavice al Estado,
que esclavice al Estado contra su voluntad,
será el idiota a quien todos desprecian.
Tendrá de cabellos abundante pelambre,
dará a Roma agua y pan de invierno
y morirá a manos de su esposa que no es su esposa,
para bien de su hijo que no es su hijo.

El sexto velludo que esclavice al Estado
será hijo y no hijo de este último velludo.
Dará a Roma violines y miedo y fuego.
Sus manos estarán tintas en sangre paterna.

No habrá un séptimo velludo que lo suceda
y de su tumba brotará la sangre".

The good life

 

Ahí va una pequeña perla, quizá no sobrecogedora pero sí delicada, de un grupo que he descubierto no hace mucho y que creo que merece cierta atención. No ésta, pero otras canciones tienen letras que apuñalan en envoltorio sedoso.

Cuc khoái

He encontrado el tesoro, véase también aquí líneas dos y tres en concreto. Aleluya. Subidón. Éxtasis. ¡Toma ya! Siiiiiiiiiiiiiii. Me voy de boda, hay prisa, volveré sobre ello. Levantado el velo que cubre la realidad, aunque sea en una esquinita. Abrazos a todos, diesen Küss der ganzen Welt! Hala, a seguir escuchando a Robert Sinclair, este es mi sentimiento ahora. What a good one!!!