Puente de plata
Lo nunca visto. Era una de las peores partidas de mi corta vida como jugador de bridge, soltaba ya las cartas mecánicamente sólo dilatando el momento de irme a la cama y terminar el día. Nuestra prestación había sido terrible: habíamos ganado el primer game, de acuerdo, pero nuestra serie de subastas quizá había sido la peor jamás vista en un tapete: hasta nueve habíamos perdido (¡siete de ellas ya de vulnerables!) que habían reportado al contrario la descomunal cantidad de 1670 puntos. Una bestialidad. Encima, habíamos tenido una gran oportunidad en el segundo juego, con cartas cuasi maravillosas, que tiramos por avaricia: declaramos grand slam sin triunfo, nos doblaron, redoblamos, y en ese momento caímos en la “maravillosa” cuenta de que salían ellos y de que tenían un as, el de corazones. Aunque minimizamos daños sentando doce bazas, ahí estaban los 400 de penalización y, sobre todo, la sensación de que el tren pasó y lo dejamos escapar.
Así afrontábamos pues la que seguramente sería una última mano a beneficio de inventario. En nuestro marcador 320 puntos, 1830 en el suyo. Cinco corazones bajitos en mi mano y no demasiadas malas cartas en la pandilla restante, cuando mi compañero comienza declarando un corazón; yo me animo un poquitín, y digo: bueno, vamos a terminar bonito, tres corazones, venga. Y no son los de la baraja, sino el mío el que empieza pounding algo hard cuando el de enfrente se tira a la piscina y se juega el pequeño slam a corazones. Descubrimos cartas, y juntamos diez triunfos entre los dos, pero nos falta el rey. No sale en el primer intento; jo, qué putada, los otros tres están concentrados y por tanto la baza colchón ya está perdida. Levantamos el rey en la segunda, y lo que sigue es un ejercicio de precisión milimétrica cuyo momento clave resulta de hacer el ocho de tréboles cuando los contrarios ya están pelados de ese palo. Casi no me lo creo cuando mi compañero clava la baza número doce con el Jack de corazones, y asciendo directamente al cielo cuando veo la cuenta final (aún no domino la puntuación): 180 puntos por cumplir el contrato, 750 de bonus por el pequeño slam en situación vulnerable, y otros 700 por el rubber. Victoria final 1950-1830. Como decía al principio, lo nunca visto.
4 comentarios
Cluje -
Si nos vemos con otros dos más y cartas en la mano, otra cosa preferiré hacer antes que enseñarte a jugar al bridge. Por otro lado, hacerlo como yo lo hago, tipo "mover las piezas" en ajedrez, es sencillo.
blancohumano -
A ver cuando nos vemos y me enseñas a jugar al Bridge.
Cluje -
A ver si para cuando me den la plaza fija le cambio el nombre al blog por "The established bridger".
ZUMA -
Apasionante.