Blogia
El musolari errante

Mus

Por fin deja de llover

Hoy jugamos con JL, un tipo mayorcete con el que ya jugamos hace tiempo y al que le hace gracia mi compi, y con M, su compañero, tranquilo y con retranca, un poco parecido a Rubalcaba pero más pequeñito. Justo al empezar vinieron a saludar los contrincantes de la semana pasada, a los que al parecer le caímos bastante bien. Fue una partida sin gran mérito, donde en general llovieron buenas cartas. 3-0 fácil en la primera media vaca, sin historia, 3-2 en la segunda donde por poco nos hacen la zaragozana. Nos salimos en la última en una muerte dulce de chica y juego. Ahí hice una jugada chunga, recibir tres reyes y estropearlos dos muses seguidos por no cortar, con mi compañera cogiendo. La tercera la perdimos 3-1, la última con un órdago que me eché yo con 32 de mano, y M se bajó con la una. No calibré la desventaja bien. En el siguiente chico, le eché cuatro a juego a éste yendo de mano, él me saltó con órdago y yo lo vi con 32, perdiendo. Debí haber consultado a mi compañera. Luego vino otra media que no recuerdo bien cómo quedó -sólo que ganamos-, pero sí que hubo un chico donde cogí tres reyes de primeras dadas tres veces seguidas, lo nunca visto. Ese chico lo resolvimos viendo un órdago grandes con dos reyes cuatro cuando no había mucha necesidad de hacerlo, punto de locura. En la definitiva nos pusimos 2-2, sacamos ventaja en la última y con 36-30 a favor me di mus con el mazo. Cortaron, raya y adiós. Fue seca detrás de seca.

Adiós a la imbatibilidad en la Flauta

 

A mi derecha M, unos sesenta años, sumiller y dicharachero, recién conocido, un tipo muy agradable. A mi izquierda J, posiblemente unos diez años más joven, más tranquilo y reposado, ya había jugado contra él. Globalmente una pareja contra la que da gusto jugar.

La primera vaca nos entraron cosas –sin exagerar, unas, pares y juego y cosas así- y a ellos menos, lo cual resultó en un 3-0 de manual. En la segunda la cosa seguía igual hasta llegar a un 2-0, hasta que J pronunció una frase que no se me va a olvidar, y que nunca había escuchado: “En la quinta o en la sexta casi siempre cambia la suerte.” Como si hubiera conjurado al Demonio, no volví a ver cartas en toda la tarde, una sequía comparable a la de la última partida en casa de K. En realidad, en la segunda vaca ya llevaba tiempo sin oler nada, pero mi compi había tirado para adelante a la pareja en los primeros dos chicos. A diferencia de la partida recién comentada, en que llovían los solomillos en manos de los contrarios, ayer no les entraron cartas tan buenas, pero J olió nuestra escasez y a partir de entonces fue rarísimo que se diera un mus. La táctica les funcionó y llevaron la partida al 2-2, y a 36-36 en el chico definitivo. Ahí se dio el lance que cuento un poco más abajo, y que en mi opinión suscita debate.

Ya empatados, el principio de la tercera vaca fue terrible y en pocos minutos nos ganaban 2-0. Sin embargo, con algo más de cartas conseguimos remar y llevar el chico de nuevo a los calzones. Pero esta vez, a diferencia del miércoles, la buena salió cruz y nos fuimos derrotados a casa. Recuerdo especialmente de la partida de hoy muchos finales de chico apretados que no pude jugar por falta de cartas, algo especialmente doloroso, pues es el momento del mus en el que más se disfruta si se tiene algo para poder pelear. Qué le vamos a hacer.

El punto de inflexión. 36-36. El de mi derecha es mano y da mus. Mi compa lo corta sin preguntar. Los contrarios se echan el órdago a grande y ella me pregunta: ¿qué llevas? Yo le digo que no gano nada, que ha cortado ella. Entonces ella me dice que lleva rey-caballo y que tiene que ver con eso. Creo que le pregunté si llevaba pares y me dijo que no. No sé si me pasó seña o me dijo que llevaba la una. Ahí yo le dije que se esperase y ella me dijo que no, que la partida no llegaba a juego y que se bajaba al órdago. Perdimos porque uno de los contrarios llevaba dos reyes.

Mi opinión personal en este caso que si has cortado con la una, por muy seca que esté, y ni tú ni tu compañero lleváis pares, hay que jugársela en el juego, nunca mejor dicho, siendo necesario por el camino sacar la grande o la chica. En el caso concreto que nos ocupa, jugar bien seguramente nos hubiera dado la partida, echando el órdago a chica. Con sus cartas, los contrarios se quedaban en 39. Cometimos dos errores: uno suyo por cortar sin preguntar, y otro mío por no decirle que ganaba la chica (no la ganaba, pero los contrarios no creo que hubieran visto órdago).  Caros los pagamos.

Travesía del desierto

Reunidos de nuevo en casa de K, juego esta vez con D contra A y K, A a mi izquierda. Novedad que nunca había probado: vacas al mejor de nueve juegos. No estuvo mal, pero se me hicieron un poco pesadas, prefiero la modalidad habitual. En cuanto a cartas, una noche negra, en la primera y la tercera vacas todavía mi compañero cogió cosas y hubo mus de vez en cuando, en la segunda no hubo apenas descartes y en las manos de los demás no paraban de florecer solomillos, cerdos y unas de mano, una tras otra.

La primera vaca anduvo marcada sobre todo por cortes de A sin cartas que habitualmente respondíamos bien. Recuerdo sobre todo un órdago a contramano a juego que le vieron a mi compañero, y que ganó sin demasiados problemas. Comenzamos perdiendo, pero acabamos con un 5-1 curioso. Fue remarcable un lance en el que D vio siete a chica con dos pitos cinco y perdió, justo cuando yo había dicho que mínimo dos pitos cuatro (un poco al azar); K llevada dos pitos cuatro rey.

En la segunda, con la sequía de Etiopía, tuvimos un posible punto de inflexión con 1-3 en contra; de primeras dadas envite de mi compañero a grande, reenvite, doce más y apuesta cerrada. Mazo contra tres reyes cuatro a nuestro favor y no hubo órdago, raro raro. Luego, no sé si aquí o al principio de la tercera vaca (quizá el primer juego) mi compi perdió un órdago a chica de primeras dadas con tres pitos. La catástrofe se cerró con el 1-5 de vuelta.

La tercera vaca comenzó con 0-2 en contra, pero en algún momento el mundo cambió: a D le empezaron a entrar algunas cartas, yo vi una vez tres gorrinos y otra duples de cincos seises, y sobre todo a los contrarios se les secó el grifo. También pudo tener su influencia que se acabó la ginebra y yo me apliqué ley seca mientras los demás se dedicaban a beber gasolina. El caso es que consumamos la zaragozana, y recuerdo especialmente la última, en la que contamos de cinco en cinco, cortando o no, hasta llegar al final con 38-25 o así. Un órdago a grande de primera, visto con dos reyes seis, cerró a nuestro favor. Pero fue una travesía del desierto.

Timba nocturna, más controlada

De nuevo quedamos en casa de K, yo juego con A de pareja y K con D, nueva adquisición. En la primera vaca machacamos sin piedad con muy buenas cartas, 3-0, y en las otras dos ganamos fácil 3-0 y 3-1 con material más equilibrado. Me salieron varias cositas divertidas:

-          Ver un órdago a grandes con dos cerdos cuatro de primeras dadas y el marcador bastante apretado. Me sirvió para dar una miniconferencia sobre Estadística y la importancia de que tu compañero tenga un rey.

-          Ver  cinco a pares, y ganarlas, con dos seises.

-          Darme un mus negro con dos reyes y la una y clavar once a juego.

-          Adivinar que se iban a sacar nueve antes de ver las cartas. Eso es señal de que algo está volviendo.

En la cuarta y la quinta vaca llegó la sequía. No sé si en la tercera o en la cuarta cometí un fallo grave: yendo de postre y remontando, habiéndolo robado casi todo, jugarme un órdago a punto con 28. Lo perdí, y se me llevaron los demonios.

La cuarta se me quedó clavada, porque después de ir del 0-2 al 2-2 (el empate fue duples contra duples después de otro negro) sin coger nada de nada y K siempre con juego, llegamos a la última con 30-23, nos cortaron el mus y nos echaron órdago a grandes, y los dos sin nada preferimos dejarlo pasar teniendo yo rey-caballo y mi compa otro rey. Lo pensamos como cinco minutos, y lo hubiéramos ganado. La última, que fue a tres por exigencia de tiempo, comenzó 1-0 con un órdago a grandes que me eché en la primera mano con tres reyes, pero luego nos la levantaron. Buena noche anyway.

Sango

Se me están retrasando los artículos de las partidas. Vamos por partida doble, nunca mejor dicho, y todavía quedan dos. El primero cortito.

Esta vez tocó el Sango, en principio con A, V y P, nos tocó esperar un rato viendo el caos del Madrid-Real. 3-0 la primera, perdimos la segunda creo que 3-1, y la última la jugamos a tres y no sé lo que pasó. Luego llegó M y no recuerdo lo ocurrido tampoco. Sí recuerdo:

- Siendo mi compañero V mano, nosotros a falta de dos y ellos a falta de diez o así, primeras dadas. No quiere el órdago a grande, no quiere la chica, no quiere el órdago a pares. Los dos contrarios con juego, obligado a ver, pierde con juego malo. Y llevaba como dos reyes-sota.

- Me di un mus con rey-caballo faltando poco para salirnos, que no debía.

- Con A. de mano a mi derecha, le trinco la seña de 31, y él lo sabe. Cuando llegan las pares, envida, le tiro órdago y se baja. Yo llevaba duples.

 

Esta vez tocó el Sango, en principio con A, V y P, nos tocó esperar un rato viendo el caos del Madrid-Real. 3-0 la primera, perdimos la segunda creo que 3-1, y la última la jugamos a tres y no sé lo que pasó. Luego llegó M y no recuerdo lo ocurrido tampoco. Hubo la jugada rara de Víctor y una corrida mía con rey-caballo chunga, más los duples contra la seña.

Primer mus colmenarejano

Por fin conseguimos montar el asunto en casa de K., compañero de facultad que vive solo en un pisito potito donde los haya. Compañero A., oponentes el anfitrión y G. El mus se simultaneó con una interesante cena a base de pizzas, callos y, ya en segunda ronda, salchichas jumbo que no es fácil que pasen por la puerta. Más tarde llegaron los gin-tonics convenientes cuando la comida toca a su fin. En cuanto a la partida en sí, desgraciadamente la niebla del tiempo ha corrido un tupido velo sobre muchos de los detalles, pero no sobre el resultado: un escandaloso 5-1 a nuestro favor. A K. lo quemamos bastante con nuestras chanzas, tipo “a ver si aprendemos a jugar”, “cómo haces eso”, etc., y de hecho empezó con un cierto temor que le hizo pensárselo horrores antes de ver un órdago a chica con tres pitos de primeras. Luego mejoró bastante y estuvo un buen rato jugando solo. A jugó muy bien, aunque al final acabara algo afectado por la Tanqueray, y G casi siempre impasible, aunque hubo un rato que se dedicó al mus absurdo.

 

De la partida en sí, hay que destacar cómo entró K dos veces al órdago, una a grandes y otra a pares, teniendo A el barquito con los cuatro gorrinos. Las risas de mi compañero todavía retumban en mi cabeza. También me llamó la atención la insistencia, una vez estando dentro, de no meter los amarracos a menos que hubiéramos llegado al menos a 36, y que decía A. que hasta pares no se puede hablar sobre el juego (o algo así). También llamada “la jugada del cabrón” a lo que normalmente se llama “la jugada ladrona” o “duples cojos”, decía “no tengo descarte” para invitar al compañero (o sea, a mí) a cortar, y que muchas de las expresiones que yo usaba le recordaban a su padre, de origen extremeño. Lo curioso es que muchas de ellas yo las he aprendido fuera de Extremadura. En cualquier caso, una paliza escandalosa.

Mus gaditano

Salió la partidita en Cádiz, con mis compinches JL, G y A. La timba se montó en una esquina de una plaza llena de palmeritas, cuyo nombre desconozco, pero según de donde se mire recuerda la Plaza de la Merced de Málaga. Más concretamente, en la terraza de un bareto-heladería atendido por un joven camarero pelirrojo, joven y feliz, que tardó una eternidad en servirnos las papas aliñás. La partida en sí no tuvo mucha historia, una vaquita rápida porque esperaba la cena en un restaurante cercano, el Cumbres Mayores. Jugué yo con G y creo que caímos vergonzosamente por 3-1, mientras A pillaba y pillaba y nos crucificaba una y otra vez sin remisión. Un correctivo necesario.

Tercera jornada flautil

Me ha costado ponerme a escribir de esta partida, porque llegué demasiado tarde el miércoles y luego las guerras del Emperador a Cádiz me llevaron. En esta tercera sesión en la Flauta Mágica, nos enfrentamos a dos cincuentones, J y J. El primero, a mi izquierda, representaba una especie de cruce entre Camilo José Cela y el Cofrade Mayor de Lagos, mientras que el segundo era un tipo tranquilo e inalterable, de gesto calmado. La primera vaca la resolvimos 3-0, la segunda la perdimos 1-3 porque Camilo me ganó los órdagos que no debía; el tipo era dicharachero, me quedé con la expresión "dos de picolargo" para cuando alguien intentaba robar y lo achantaban, y tambíén con "lo ha retransmitido la RAI", con la que intentaba desmoralizar a mi compañera. Yo cometí un error grave, ver un órdago a juego que no debía sin consultar, y me salió un mus negro con reyes-sotas. En la tercera, con 2-2, Camilo tuvo que irse y le sustituyó P., gritona y risueña, algo parecida a Chus Lampreave. Jugaba bien, aunque decía que si lo había cortado con 31 iba hasta el final, algo absurdo. Les ganamos dos vacas, creo, la segunda 3-0.  Salimos de allí sonrientes y nos fuimos de fiesta.

Segunda jornada en La Flauta


Hoy nos tocó contra otra pareja, cuarentona larga y probablemente de formación sentimental reciente, que respondía a las iniciales de J. (él) y M. (ella). J a mi izquierda, era el que mejor jugaba, llevaba bien la cuenta, ella no jugaba mal, aunque se distraía a veces. El primero mariocondesco, ella muy maquillada, organiza cenas rocieras. En la primera vaca destacó que salieron con bastante frecuencia tres cerdos de mano, cartas repartidas. Destacó un órdago a pares que ganamos, mi compañera con castellanos, él con reyes-sotas, toda la mala suerte. No recuerdo bien si ganamos 3-0 o 3-1, quizá lo segundo. Hubo un chico de muerte dulce con juego, que me extrañó que se dejasen ir.


En la segunda vaca comenzamos ganando, creo que remontando desde 27-10. Me parece que fue en este chico donde me di negro  con duples porno y les clavé un órdago haciéndoles creer que iba con dos reyes. Me llamaron la atención sobre el hecho de que me había quedado con las dos putas y un pito en el mus, pista de nivel. Luego J. me ganó un órdago a punto 30 frente a 30, muy mala suerte, en un chico donde me habían estado entrando muy buenas. Con 1-1 mi compi se volvió loca y echó un órdago a contrajuego que no tenía mucho sentido; luego me confesó que se había distraído por las observaciones que hacían los contrarios sobre su relación. El 2-1 fue irremontable, y desesperados en el tercer chico me vio J órdago a pares con gallegos y adiós.

El tercero fue más o menos fácil, de nuevo 3-1, y lo que se me ha quedado en la cabeza es que M. no echó órdagos cuando estaban en las últimas, y que en algún momento no me vio un envite a pares que yo le eché cuando habían cortado ellos; ambas cosas merecieron el reproche de su compa. Al final, con bastante ventaja, corté el mus de postre con dos pitos cuatro y me echaron el órdago bueno, el de chica. Así que me fui con una sonrisa en la boca :)

Vuelve el mus!

Por fin he vuelto al mus, así que de rebote vuelvo al blog. Esta vez no creo que sea un simple resto de los grandes momentos del pasado, como son las partidas con los de Badajoz, sino una visión de futuro. Por fin decidido, me vendí al mejor postor en Internet para quien desease una pareja y muchas partidas; la (des)afortunada por ahora ha resultado una mujer a quien llamaremos E, que seguramente protagonizará más de un post.

El debut tuvo lugar ayer tarde en La Flauta Mágica, y no pudo ser más esperanzador. Más que en el propio desarrollo de la partida, estaba interesado en la compenetración con mi pareja, en descubrir su nivel y en tratar de situar, más o menos, a dónde se había despeñado el mío desde los días gloriosos. La triple prueba debe considerarse exitosa: en quince minutos estábamos como si hubiéramos jugado toda la vida, ella es buena -con un punto arrojado que se agradece, yo siempre he salido un poco más calculador- y a mí medio me sigue funcionando la cabeza, aparte de que me confundí un par de veces en el tanteo y no utilicé una seña de duples como es debido.

La partida en sí no tuvo demasiada historia. Nuestros contrincantes fueron P. e I., el primero un señor vestido de punta en blanco y la segunda una mujer con pinta de haber pegado muchos tiros en su vida; ambos muy simpáticos y generadores de un ambiente muy agradable. El primero tiene un chalet en Colmenarejo, mientras que la segunda hablaba de haber quemado Argüelles y alrededores hace años.Según confesión propia, ella lleva tres años jugando al mus, y él se distraía con cierta frecuencia. Juegan sin real, y afortunadamente sin deje en pares.

La primera vaca nos entraron las mejores cartas del mundo, así que poco que contar, las otras dos las resolvimos sin grandes problemas con material más equilibrado, 3-0, 3-0, 3-1 al final. Fue divertido practicar un par de veces el truco de cortar cerca de salirnos, y esperar que nos echaran el órdago correcto a grande o a pares. Pasamos señas como posesos.

A ver cómo va evolucionando el asunto. Primer contacto satisfactorio.