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El musolari errante

Mus gaditano

Salió la partidita en Cádiz, con mis compinches JL, G y A. La timba se montó en una esquina de una plaza llena de palmeritas, cuyo nombre desconozco, pero según de donde se mire recuerda la Plaza de la Merced de Málaga. Más concretamente, en la terraza de un bareto-heladería atendido por un joven camarero pelirrojo, joven y feliz, que tardó una eternidad en servirnos las papas aliñás. La partida en sí no tuvo mucha historia, una vaquita rápida porque esperaba la cena en un restaurante cercano, el Cumbres Mayores. Jugué yo con G y creo que caímos vergonzosamente por 3-1, mientras A pillaba y pillaba y nos crucificaba una y otra vez sin remisión. Un correctivo necesario.

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