Antología del despiste
1. Ramón en el bus. Como siempre, venía absolutamente sopa; en el asiento de al lado, un montón informe de cosas como mi abrigo, mi bufanda, el segundo tomo de “Quatre-vingt treize” de Víctor Hugo, un artículo que estoy leyendo y mi mochila. Me despierto y me pongo a pensar en mates, sigo haciéndolo cuando bajo del autobús, desciendo la escalera y llego a los tornos de Moncloa. El montón informe ahora está en mis manos, pero ya no hay bufanda. Rastreo del intercambiador infructuoso.
2. Ramón en el Bernabéu. Sentado en la fila 3 del cuarto anfiteatro y rodeado de gente, Minuto diez de partido: “parece que tengo sed”. Lógico, pienso, esas pizzas de Telepizza como la que he comido suelen darla. Minuto veinte: “pues sí que tengo sed, es verdad, si hace falta molesto a toda la fila y voy al bar a por una botellita”, Minuto 30: “esto cada vez va a peor, pero bueno, si he aguantado hasta aquí, ya llego hasta el descanso.” Minuto 40: “aaaaaaaaaaaaaargh!!! qué seeeeeeeeed!!!!!!!!!!!!”. Por fin el descanso, me voy a poner el plumas y me voy al bar. En ese momento algo duro me llama la atención en el bolsillo interior. Ah, es verdad, justo antes de subir había comprado una botella de agua, por si tenía sed en el partido. Con el precinto puesto todavía.
3. Ramón en casa. Sábado por la noche, invitado a un cumpleaños, hay que adecentarse un poco. Me afeito con tranquilidad, me ducho, me visto con cierto cuidado, me pongo las lentillas, me echo gomina en el pelo. Mientras, pienso en el partidazo que acabo de ver, un espléndido PSV-AZ Alkmaar. Cuando mi mente vuelve de Holanda, reparo en la gomina sobre la mano derecha. Qué raro, normalmente es cremosa y translúcida, y hoy es blanca y voluminosa. Recuerdo vagamente los tiempos de Badajoz en que me echaba espuma en el pelo, y ese es el ruido de fondo que acompaña al grito interior. Tengo la cabeza llena de espuma de afeitar. El último fotograma, arrodillado y con la cabeza bajo la ducha, tiene aroma a penitencia.
11 comentarios
Míriam -
Lola -
Cluje -
Insecto, menos mal que seguía el coche en su sitio... :D
Mic -
Sí me llama la atención que las medidas de seguridad del Nuevo vivero sean mayores que las del Bernabeu (en el último partido de la selección que fui a ver con Julito nos quitaron los putos tapones de las botellas de medio litro).
Si te vale de consuelo, mi santa esposa hace no demasiado congeló un flamante bote nuevo de...champú.
P.D. Yo que tú hubiera aprovechado para afeitarme la quijotera (tenías la excusa perfecta).
insecto -
Y hace años, una amiga confundió mi crema antiacné con pasta de dientes, así que ¡alégrate!
Mi mayor despiste hasta la fecha ha sido dejarme el coche en la facultad. Ir a clase en coche, y volverme a casa tan tranquila en metro, y no darme cuenta de lo ocurrido hasta unas dos horas después de volver a mi casa.
Míriam -
Besos
melo -
Onésimo -
Salu22222222222!!! ®
cletus awrightus varesitus -
Me he partido de risa con el post ;-)
Cluje -
blancohumano -
- ¿La razón? Es un misterio inexplicable.
-Mi Teoría: Cuando uno intenta llenar la cabeza con demasiada información hay parte de ella que se pierde (cual agua en bañera de Arquímedes).
-Consejo: Seguir el ejemplo de Leonard y usar un boli bic en tu cuerpo para recordar cosas que tiendes a olvidar.