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El musolari errante

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Comentario aparecido en Menéame sobre el artículo de Bardem a propósito de la Ley Sinde:

 

Javier Bardem quiere «comprar un tomate fresco». Para usar el paralelismo con la industria cultural, Javier debería acudir a una tienda en la que tras pasar por sucesivas manos, el tomate ha incrementado su valor de manera artificial, repercutiendo en el horticultor en menos del 0,1 % de su valor de venta. Son otros, los intermediarios, los que han cobrado más, en muchos casos tan solo por cambiar la pegatina que viene puesta en el tomate. Algo que, por desgracia, no dista mucho de la realidad del mercado de la agricultura --y de la pesca, y de la ganadería...--.

Pero ahora viene la gracia. Javier Bardem no puede compartir ese tomate que acaba de comprar con nadie más, pues de lo contrario la Sociedad General de Agricultores y Especuladores se cabreará con él y lo llamará ladrón: «¡Quien quiera un tomate que se lo compre! ¿Qué es eso de compartir?».

Tampoco puede alterarlo en cualquier forma que no haya sido expresamente autorizada por el horticultor. De hecho, su intención de usarlo para hacer gazpacho se considera un uso no autorizado, y la Sociedad General de Agricultores y Especuladores la condena, llegando a denunciar al comprador si se hace pública la manipulación no autorizada: «El gazpacho, como resultado de la manipulación del tomate entre otros productos, es algo que sólo nosotros, como creadores del tomate original podemos realizar, ya que ese derecho es nuestro. Cualquier manipulación realizada por terceros sin nuestra autorización es una violación de nuestros derechos, y debe ser castigada».

Para colmo, Javier Bardem tampoco puede comerciar con el tomate que acaba de comprar. Si fuera el caso de que tuviera un restaurante donde sirviera ensaladas de tomate --plato que debería contar con la autorización de la Sociedad General de Agricultores y Especuladores--, debería pagar otra vez al horticultor por el lucro cesante que le supone que los clientes de su restaurante vayan a comer un tomate allí, en lugar de comprar otro para ellos. Incluso si el horticultor acuerda no cobrar por este uso, la Sociedad General de Agricultores y Especuladores le cobrará una compensación por tal uso no autorizado.

Por si esto fuera poco, al día siguiente Javier Bardem descubre que tiene que seguir pagando por el tomate que compró ayer, pues los derechos que reconocen el esfuerzo del horticulor estipulan que hay que pagarle por este trabajo hasta más allá de su muerte. Al fin y al cabo él trabajó para producir ese tomate, él plantó la semilla, y día tras día cuidó del crecimiento de la planta, alimentándola cuando lo necesitaba, protegiéndola cuando se debía, hasta el momento de poder recoger su fruto: el tomate. Y ese trabajo debe ser recompensado toda la vida, porque al fin y al cabo, una vez que Javier Bardem ha consumido ese tomate, su organismo se ha beneficiado de él, y ese beneficio para Javier Bardem puede durar años.

Por supuesto este pago Javier Bardem no lo tiene que realizar directamente. No es un impuesto, sino un cobro de derechos, en lo que todo aquello que esté relacionado con el tomate que compró ayer incluirá el pago al horticultor.

De hecho, para proteger el trabajo del horticultor, se ha prohibido que cualquiera pueda producir tomates iguales o razonablemente parecidos a los que compró al horticultor. Por eso no se venden semillas de tomates de ese tipo. Y como aun así es posible que Javier Bardem las obtenga del propio tomate, para reducir el perjuicio ocasionado al horticultor, la Sociedad General de Agricultores y Especuladores ha logrado que se apruebe la inclusión de un canon compensatorio en todos aquellos productos que pudieran facilitar que cualquiera produjera tomates similares a título privado. Este canon se puede encontrar en el abono, el agua, las mangueras, las regaderas, los maceteros, los tiestos, los sistemas de aspersión, las palas, los rastrillos, las carretillas, las azadas y en general cualquier herramienta de agricultura y jardinería, los plásticos y estructuras de posible uso para la construcción de invernaderos, etc.

Por suerte para Javier Barden hay un grupo de personas que consideran que esta situación es un abuso, y han creado sus propias huertas, donde venden los tomates sin todas las restricciones que se han citado, permitiendo su uso y consumo como mejor le parezca al comprador, y destinando prácticamente todo el dinero cobrado al propio horticultor.

Otras personas han creado huertas públicas, donde el cuidado y el mantenimiento de los productos de la huerta es responsabilidad solidaria de todos, y todos pueden disfrutar libremente de los resultados.

En algunos casos las tomateras son el producto de las semillas de los tomates obtenidos a través de la compra a los horticultores tradicionales, y eso ha cabreado a la Sociedad General de Agricultores y Especuladores, porque dicen que eso es piratería, que se están aprovechando del trabajo de sus horticultores, e incluso están en algunos casos obteniendo beneficios por ello.

Así, la Sociedad General de Agricultores Y Especuladores, junto con otros colectivos afectados como Proagripescae, han denunciado en varias ocasiones a los que mantienen dichas huertas. En algunos casos incluso han tratado de crear la idea de que su actividad es más delictiva si cabe porque cobran por otros servicios a quienes acceden a sus huertos a por los productos que allí se disponen gratuitamente.

Por fortuna los jueces, que aun tienen algo de sentido común, siempre han sentenciado a favor de las personas encargadas de las huertas. Esto ha molestado a las sociedades mencionadas, que han movilizado a los horticultores para que protesten y presionen con el objetivo de aprobar una ley que permita cerrar esas huertas sin necesidad de que lo ordene un juez.

¿Qué piensa Javier Bardem de que un colectivo que es parte del conflicto pueda decidir si cierra o no una huerta pública sin requerir la acción de un juez?

Tattoo

Tatuaje, qué increíble canción.  Es imposible recordar dónde la escuché por primera vez, dijérase que es una de esas melodías que te acompañan casi desde que naces, las escuchas inconscientemente siendo pequeñín y luego te resultan familiares toda tu vida. Sin embargo, no relacionaba aquella vieja canción con ese título tan sugerente, que creo haber visto individualizado por primera vez en el libro homónimo de Montalbán (el tatuaje alusivo del contexto rezaba “He nacido para revolucionar el infierno”). Ahí fue donde relacioné los dos conceptos. Más tarde recuerdo un día en que D. fregaba los platos después de una barbacoa y la vociferaba a grito pelado –estampa curiosa donde las haya- o cuando la vi citada por Sabina en su mítica lista de canciones que le gustaría haber escrito: lista, por cierto, que yo fantaseaba con enviarle al maestro grabada en un cd, aunque sólo fuera por la gratitud de haberme descubierto ahí temazos como “Mira que eres canalla” o “Moon over Bourbon Street.”

Curiosamente, en cambio, hasta mucho después no escuché con detenimiento la letra de la canción, en la misma versión de la inefable Piquer en la que hoy ha vuelto al iPod. Hasta entonces, yo la tenía como la historia de un marinero que se tatuaba el nombre de la tía que le gustaba, y poco más. Sin embargo, cuando me detuve a analizar, encontré una narrativa mucho más compleja de lo habitual, y por supuesto también bastante más rica. Uno se acostumbra a que más del 50% de las canciones de amor, desgarro o pasión que escucha por ahí sean una segunda persona del tío a la tía, y como ocurre con la comida de los McDonalds (parafraseo a William Friedkin) nos malacostumbramos y no apreciamos lo bueno.

 En Tatuaje intervienen las tres personas: la primera es la narradora, que se supone que es una chica que cuenta primero su historia en el pasado para desarrollar su influencia en su presente y más tarde acabar en él; la segunda es otro marinero, espectador privilegiado del drama doble, que acaba recibiendo al final un angustiado SOS que quedará sin respuesta; y la tercera, ese marinero “más rubio que la miel”, cuyo amor desaparecido crea un reflejo, no sabemos si provocado o no, en la protagonista.

 Porque el tema de la canción es, sin dudarlo, ese diagrama de flechas unidireccionales generador de desgracia amorosa múltiple, que tan bien retrata Ramiro en el contexto más amable de “Tiovivo”. Es el amor desgarrado que siente ese marinero por la desconocida que, lo más cruel, le quiso y le olvidó… el amor de la narradora, no sabemos si generado por la empatía, por la curiosa mezcla de reciedumbre y rudeza, o bien de hermosura y tristeza, del enamorado, o el beso de amante que funciona a la vez como conexión y transmisión maldita. Y aún podríamos añadir más, porque hay otro hombre que la escucha a ella, y no es extraño que la mire, sola y pasional en el tugurio portuario, con algo más que indiferencia.

 Hemos hablado del tema, pero seguramente la gran magia de la canción es el juego de paralelismos, que recuerda en cierto modo a la pirueta argumental de “Nos dieron las diez”. La narradora repite dos veces historia parecida, pero mientras que la primera podría parecer un cuento que nos entretiene, en la segunda nos va la misma vida; tan similares son los acontecimientos como diferente es el tono. El juego de espejos es continuo: su amor se enamoró del marinero –aunque luego lo olvidase-, y éste debió sentir algo por la narradora cuando la besó, aunque ella jamás volviera a saber de él. Hay aguardiente en los dos diálogos, dos copas en el primero y una en el segundo, quizá porque al lamentarse, a la mujer le importa tan poco su interlocutor como le importaba ella al primer marinero… y no descartemos que cuando la Piquer haya dejado de cantar, suene un beso de consuelo. Hay esa sensación de búsqueda en los dos, de impaciencia y nervios, desasosiego, el ser amado puede aparecer en cualquier parte… Y como remate maravilloso, los tatuajes: el corazón y el nombre de la amada en el marinero , y el que lleva la narradora, no sabemos si real o figurado, pero a fuego marcado en su corazón. La pasión pura.

 

Pinta un cuadro vulgar

Ejecutivos discográficos que manejan a una estrella muerta, buitres llenos de astucia enfermiza que revolotean a su alrededor, repartiéndose a codazos la carroña: “Yo la vi primero, y la conozco mejor que tú!”  Te relanzamos, un recopilatorio doble, canción inédita, y una portada maravillosa.  Venga, decide, decídete, esta era tu vida, no??? Pero podrías haber dicho que no, si hubieras querido… A la BPI, a la BBC, a la MTV, dales satisfacción!!! (Sí, tristemente, esta era tu vida). Pero podías haberte negado, podías marcharte, NO?

 Te rocé levemente en la prueba de sonido… no tenías ningún modo de saber cómo, en mi corazón, te suplicaba: “Por favor, lleváme contigo, no me importa dónde.” Pero para ti era un simple adulador, uno de esos tipos sin cara de los suburbios, alguien aburrido que no sabría nada, que no podría llegar a saberlo. Oh..

 Esto es lo mejor! Lo más! Compra el disco, sacia esa necesidad! Puedes elegir entre las dos portadas, o incluso comprar las dos, aunque luego te sientas decepcionado. Y subes en la lista, vuelves a ella, gira mundial.. y pórtate bien con la prensa belga, esta era tu vida!!! Y si no recuperas lo que han invertido en ti, pues bueno, aún no te lo has ganado, la verdad.

 Y anduve detrás de ti en la prueba de sonido, eres igual que yo, lo que hace feliz a tanta gente nos hunde tanto en la miseria… Así que en mi dormitorio de los suburbios, bailé hasta desesperar, aunque mi verdadero amor y yo nunca volvamos a encontrarnos…

 En la discográfica, una estrella muerta en sus manos.  Pero no pueden mancillarte ante mis ojos, ni herirte, ni tocarte, no pueden! Aunque mi verdadero amor y yo nunca nos volvamos a encontrar.

(Adaptación de The Smiths)

Johnny...

Strange fruit

Los árboles del sur dan una fruta ardiente, sangre en los árboles y sangre en la raíz. Cuerpos oscuros que se balancean al sol, extraña fruta de los álamos. Escena pastoral en el galante sur, ojos saltones y bocas convulsas, perfume de magnolias, fresco y suave, y el hedor repentino de la carne ardiente. Esta es la fruta que arranca la multitud, que cobija la lluvia, que absorbe el viento, para que el sol la pudra, para que los árboles la dejen caer, extraña y amarga cosecha.  

Billie Holiday

Vacío motociclista

Menudo temazo brutal! Gracias Luis por descubrirme este grupo, a long long time ago...

La joya que hemos perdido

La joya que hemos perdido

No se puede decir que no lo esperase, porque todos habríamos apostado hace tiempo que tan mal como estaba no podía durar mucho más, pero mentiría si dijese que la noticia del deceso de Antonio Vega no me ha conmovido. No fue uno de mis primeros descubrimientos, pero sí podría decir que llegó en el momento justo, ese Básico con canciones como “Seda y hierro” (siempre debe tener un poco de cada esa mujer a la que entregas tu vida, como es mi caso), ese “A trabajos forzados” –no suyo, pero como si lo fuera, tal era su capacidad de llevar cualquier sentimiento de fondo a su terreno- que logra tornar atractivo el frío de las cadenas, “La décima de segundo” que resume nuestra vida, “Lucha de gigantes” una pasión desenfrenada interpretada como combate esencial y telúrico, o en fin, “San Antonio” que elegí no hace demasiado en una exigua lista de canciones que me definen, y que incluso reproduje, hace ya tiempo, en este blog.

 

Se entregó a la heroína como el legionario a la Muerte en la mítica canción militar, y fue, durante más de veinte años, su amante infiel. La yegua ardiente engulló su delicada carne y afiló hasta la invisibilidad un rostro ya de por sí anguloso, pero quizá en justa devolución de la fidelidad recibida, no se atrevió a rozar ni la inteligencia ni los abismos de sensibilidad del compositor, lúcido y brillante hasta el final. Un contraste a la vez deprimente y esperanzador, que pude comprobar in situ en el único concierto de Antonio que presencié en directo, hace tres años, en Clamores. Tras el retraso habitual, compareció la humanidad desvaída del músico, todo piel y huesos para enmarcar la mirada extraviada y la lejanía sentimental. Todo en él movía a la conmiseración, hasta que comenzaron a funcionar su voz y las yemas de sus dedos, creando un embrujo irrechazable que nos transportó, una vez más, a ese lugar perdido de nostalgias, medias sonrisas y amarga comprensión de cuya puerta fue siempre el guardián.

No quiero acabar esta improvisada y pobre necrológica sin mencionar quizá el aspecto de la vida de Antonio que más me impresiona. A principios de siglo parecía un hombre acabado, pasadas las glorias efímeras de Nacha Pop y la locura de los ochenta, más enganchado que nunca, y preso de la turbia amargura que da el conocimiento. Fue en este terrible estado cuando comenzó a salir con su querida Marga, y el comienzo de esta relación le devolvió la fuerza, la vitalidad y la alegría de vivir. Más allá de que la historia no tuviera final feliz –la chica murió, y el sentimiento de Antonio está recogido en el estremecedor 3.000 noches con Marga- me abruma que una persona la  situación del músico y con tanto bagaje vital a sus espaldas reuniera aún dentro de sí tanta ingenuidad e inocencia para recuperar la felicidad a través del amor. Más que sus canciones , más que su figura de poeta maldito o que su genialidad sin par, es esto lo que me hace creer que muy dentro, tanto que no fue capaz de enseñárnoslo del todo, Antonio Vega cobijaba un don tan precioso como oculto. Y esa, precisamente, es la joya que hemos perdido.

 

Tunorreed

Parece que estabais todos puestísimos, pues. Lanzo pues una pregunta musical al respetable. ¿Qué famosísima canción, que todos hemos escuchado cientos de veces, alude en su título a una mujer egipcia, combinando en una palabra tres idiomas diferentes? Hala.

La tierra de las mil danzas

Estoy momentáneamente ilusionadísimo porque acabo de encontrar la respuesta una pregunta que tenía pendiente desde hace al menos quince años. ¿De dónde salía originalmente la melodía que canta, por ejemplo, el tipo de Here comes the hotstepper, Ini Kamoze, y que todos, absolutamente TODOS, hemos oído miles de veces? (La melodía, el famoso naaaa-nanananá-nanananánananánananá-nanananá, sale en el video que pego).Acabo de darme cuenta, mientras escuchaba a Roy Orbison preparando mi clase de dentro de media hora y picando a TeX. Se trata de la canción "House of thousand dances", original de Richard Kenner (ni idea) y hecha famosa por Wilson Pickett, el que sale en la peli de los Commitments. Ha sido superversionada -de ahí mi confusión- y en la letra menciona mogollón de bailes. Hay una alusión también en "It", en el anuncio del festival fantasmal que cree ver Richie Tozier cuando regresa a Derry.

Qué tranquilidad now!!!

Ira

nosotros, que somos los de entonces,
los que no tenemos donde, los que siempre hablamos solos.
nosotros, que no formamos parte,
decidimos seguir al margen, viviendo en el alambre.
memoria, de jóvenes airados,
vive al norte del futuro y al sur de la esperanza.
cautivos, en reinos conquistados,
donde habitan los silencios, donde ya no queda nada.
memoria
de jóvenes airados.
nosotros, que estamos siempre alerta,
marcamos la diferencia, sin haceros reverencias.
vivimos, caminamos sin aliados,
amamos como soñamos, soñamos siempre armados.
memoria, de jóvenes airados,
vive al norte del futuro y al sur de la esperanza.
cautivos, en reinos conquistados,
donde habitan los silencios, donde ya no queda nada.
memoria
de jóvenes airados.

 

Loquillo

 

Imagen pública

 

Cuando estés muerto te harán una tumba y en él escribirán un bonito epitafio: “Aquí yace la imagen pública, 95% hombre, 5% ser humano.” Y para muchos no serás lo que eres, sino como te has mostrado a ellos, y difícilmente habrán caminado por esas piedras rotas que son tus sentimientos. Así que no nos fiaremos de tu sonrisa, una vez que sabemos que sólo sirve a tu imagen pública. Aunque quizá a veces nos quedemos con lo que vemos, porque puede estar muy bien, e incluso, si algún día decidimos rascar un poquito en la superficie, es posible que sólo encontremos más imagen pública. Porque tu sueño de niño, el de vivir como un simple ser humano, te lo quitaron.

(Adaptación de Morrissey)

 

 

Deadly sins

 

Dejo este par de canciones, que me encantan, de dos artistas “que son de los míos“, como muestra de cómo se puede tratar el mismo tema desde dos puntos de vista completamente opuestos, y hacerlo en ambos casos con creatividad e ingenio, y aportando cosas. Buen fin de semana a quien me lea, yo me piro a la Coruña hasta el domingo.

Historias del 631: Mientras trataba de dormir, he escuchado a una niña detrás el comentario “Ayer me pasé la tarde enviándole a la gente fotos de mi nuevo pelo”. Poco después su interlocutora contó cómo su hermano, que dormía en su cuarto y es pintor y narcisista por confesión propia, se tomó 34 pastillas del tirón, 20 antidepresivos y 14 somníferos (o al revés) cuando la dosis era media y media. Cuando la hermana le reprochó su actitud, contestó: “pues lo he hecho porque quise colgarme pero se rompió el cable”. El jincho está vivo, al parecer.

The good life

 

Ahí va una pequeña perla, quizá no sobrecogedora pero sí delicada, de un grupo que he descubierto no hace mucho y que creo que merece cierta atención. No ésta, pero otras canciones tienen letras que apuñalan en envoltorio sedoso.

¿Perdido?

 

Que ahora esté perdiendo no quiere decir que esté perdido. Ni que me detenga, ni que vaya a pasar al otro lado, sea lo que sea que pueda encontrar allí. Tampoco estar sufriendo implica que esté herido, ni que no tengo lo que me merezco, porque en el fondo es así. Ni mejor ni peor, siempre es mejor vivir con una filosofía del castigo, que pueda llegar a justificarlo.Sólo me perdí, intentando cruzar ríos quizá demasiado anchos, abrir puertas que debieran estar cerradas... sólo para acabar esperando, sin miedo ni agonía, a que la luz se apague. Quizá me sentí a veces un pez demasiado grande en un estanque muy pequeño, y olvidé que siempre, cuando menos te lo esperes, puede llegar otro mayor que tú. Y entonces estarás perdido, en medio del estanque o en medio del río, con la pistola descargada y a merced del tiroteo. Esperando, quizá con menor paciencia, a que se apague la luz.

 

(Adaptación de Coldplay)

Nadie más solo, nunca

Seguramente desde Played A-live, ya años ha, no recibía un pelotazo progressive de esta categoría; como se nota la mezcla del maestro Van Dyk. Es verano, ¡¡¡todos a bailar!!!

Dos por falta de uno

Ya tendré tiempo de hacer una crónica en forma, pero de momento os dejo dos perlas de los dos conciertazos que he tenido ocasión de disfrutar en una semana. Primero el So Lonely de Police, en la versión con la que yo me volví loco en el Rock in Rio, y después una muestra-botón de Al di Meola. Y los otros tres del grupo estaban a su nivel.

 

 

The leavers dance

La canción que más fuerte me ha golpeado en los últimos tiempos. Encabezaba un video de los goles del Mundial de la Sexta que tengo grabado por ahí, pero hasta ayer no me fijé en ella. En el trayecto del autobús de hoy (50 minutos) no me he dormido -hacía meses que no me pasaba, creo- porque la he estado escuchando una y otra vez.

Para los huérfanos

Sencillamente, esta canción es para cagarse por la pata abajo.

 

Sobre el Eurocandidato

Sobre el Eurocandidato

Díálogo no fingido entre Rosa y yo. No sé si resultará tan divertido leído como para nosotros lo fue. Como no sé muy bien quién dijo cada cosa, pongo 1 y 2 y yatá.

 

1: ¿Has visto el tipo que mandamos a Eurovisión, el Chikilicuatre ese?

2: No, no me he enterado de quién es.

1: Un impresentable de Buenafuente, vestido de setentero guarro, con un pelucón, unas gafas infames y una melena infame.

2: ¿Y qué canta?

1: Lo único que me acuerdo de la letra es que dice “Perrea, perrea”.

2: O sea que vamos a hacer un ridículo lamentable, qué vergüenza.

1: Bueno, tampoco tanto, si tenemos en cuenta que los irlandeses han mandado a un tipo disfrazado de pavo.

2: Puf! Teníamos que mandar todos los años a Juan Pardo, ese sí que daba la talla.

1: Y Perales, ¿te acuerdas? ¡qué crack! Un año mandamos a uno y otro a otro.

2: Eso, que uno salga allí cantando con los niños, y el otro con lo del puto barco.

1: ¡Ni hablar! Si sale Perales, con “Y cómo es él” tenemos el premio casi asegurado.

2: En qué lugar se enamoró de ti…

1: De dónde es…

1: Por qué ha robado un trozo de mi vidaaaaa…

2: Es un ladrón, que me ha robado todoooo…

1: La verdad es que la letra no es muy buena, bien mirado.

2: ¿Por?

1:  Porque es redundante. Si al final ya va a decir que se lo ha robado todo, resulta absurdo que se fije antes en cosas parciales.

2: Si, pero quizá al principio sólo se dio cuenta de un trozo, y después ya de lo demás.

1: Es verdad, de hecho yo oí una de las primeras versiones de la canciones, y la segunda estrofa decía que le había robado otro trozo de su vida.

2: ¡Claro, tenía nueve estrofas originalmente, ahora me acuerdo! Y los productores le dijeron que nanay, cuando oyeron eso de “Me robado el quinto trozo de mi vida”.

1: Al final lo que cuenta es la canción, después de todo. Podemos mandar al Chiki Chiki, pero con una que no falle.

2: ¿Qué tal el himno del Sevilla? No hay nada más sentido y más famoso que eso, y encima con la carga de simpatía del tío… Nos lo llevamos fijo.

1: No te creas, imagina que los irlandeses mandan al pavo cantando elYou’ll never walk alone!!

2: Cierto! Y sacan allí una olla gigante con un montón de pavos yendo, todos con las bufandas del Liverpool. ¡Lo tendríamos perdido!

1: Es verdad, qué chungo es ganar en Eurovisión…