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El musolari errante

Al borde del abismo

Dos derrotas y una victoria. Ese es el triste balance que nos trajimos ayer mi compi y yo del torneo de Carabanchel. Considerando que a la tercera partida perdida te echan, me parece que el título del post está justificado. De la noche de ayer me traje algunas cosas positivas y varias negativas, que os describo a continuación, empezando por las guays del Paraguays:

 

-         La principal, que ha vuelto a encenderse en mí la llama del mus, no apagada, pero sí dormida desde hace bastante tiempo. Ahora encuentro inconcebible que llevara cinco meses sin jugar.

 

-         El talante de nuestros contrarios, todos muy majos y agradables; fue un placer jugar con ellos. Había uno que se parecía Jesús Gil y otro que era igualito al cantante de Siniestro, por cierto.

 

-         Volver a disfrutar del ambientillo, el hervidero de mesas, voces, humo y palabrería que encubren el ejercicio de inteligencia que es siempre jugar al mus.

 

-         Algunos buenos momentos en que nos defendimos sin cartas y parecimos recuperar el nivel de antaño, especialmente en la primera y tercera partidas.

 

Cosas que no me gustaron:

 

-         La principal: las eliminatorias son demasiado cortas, una simple vaca. De este modo, la suerte tiene un papel excesivamente preponderante, y es más difícil que gane el mejor. Es como jugar partidos de fútbol a media hora. Cuando las parejas son equilibradas, y ayer nos ocurrió por dos veces, el viento de la fortuna decide mucho más de lo que es deseable. Tres vacas sería lo suyo en una primera ronda.

-         El deje de pares y juego. En las normas dice que si envidas a pares o a juego, te reenvidan y te rajas, te llevas una piedra extra. Esta norma es común en los torneos, pero a mí me parece que va contra el espíritu del juego. Y la prohibición de decir frases tipo “no veas el órdago a pares, llevo la una” ya es la monda, el colmo del nonsense.

-         Nuestro nivel, sin ser malo, no es el deseable, se notan los años casi sin jugar de compañeros. Yo pasé poquísimas señas, y hubo algunos ratos en que estuve un poco fuera de la partida. Espero que esta tarde se note el rodaje de ayer.

-         Los carrerones que me tuve que meter. Del metro al bar, porque llegaba tarde, y otra vez lo mismo, porque me había olvidado la bolsa. Al final acabé volviendo en bus.

  

Las partidas más o menos fueron del siguiente modo. La primera nos tocó con Jesús Gil y un compi joven. Jugaban bastante bien y muy rápido, sobre todo el viejo. Ganamos el primer chico sin despeinarnos, pero mediado el segundo y con buena ventaja nuestra pasamos un rato de sequía absoluta que aprovecharon para ponerse 2-1. En el cuarto juego llegamos a perder 12-25, pero Luis remó perfectamente y yo clavé una mano estupenda de 20 puntos más o menos con un solomillo. Con el 2-2, ganamos el último chico con cierta tranquilidad.

 

La segunda partida fue contra un hombre y una mujer de mediana edad, muy simpática ella. Jugaban de modo muy standard, arriesgando muy poco, con la nota exótica de un buen par de muses negros por parte de la jincha. Perdimos el primer chico por traición de la estadística: un órdago visto con tres reyes entre mi compi y yo. En el segundo me precipité yo con otro órdago a pares en el momento malo. Ganamos el tercero con facilidad, pero en el cuarto les entraron cartas bastante mejores y supieron jugarlas. Esta fue mi peor vaca, especialmente porque me entraron en los primeros compases las mejores cartas de la noche.

 

La tercera partida fue la más interesante, con dos tipos dicharacheros (el Siniestro y otro) que jugaban bien, especialmente el primero. Al cabo de un rato íbamos 1-1, con bastante igualdad en el juego y los mejores momentos de mi compañero. El no-Siniestro no se achantaba, y por ahí se le fue un juego. Después nos pusimos 2-1, no recuerdo cómo, aunque creo que con tranquilidad. En el cuarto juego, el Siniestro no vio de primeras dadas un órdago a pares con empate a 35 más o menos teniendo tres sotas, porque llevaba la una; mi compañero llevaba medias de caballos, el Banco de Bilbao. Ahí estuvo la partida, pues en la siguiente mano, con 38-37 para nosotros, nos cortaron, se llevaron el "porque no" a grande, nosotros el de chica, se llevaron el también el órdago a pares y no tenían juego; y yo con una una seca en la mano; como diría Woody Allen, el anillo cayó mal. En el último chico, el Siniestro me robó un par de envites buenos, nos vinimos un poco abajo, y la partida concluyó cuando el compi de aquél, completamente loco, vio un órdago a contrajuego con ventaja de 25-10 más o menos. Mal jugado (y se lo dijo su colega) pero le dio la victoria. Mi compi llevaba la 2.

 Y nada, pues hoy todo el tiempo con la espada de Damocles sobre nosotros. Yo creo en el milagro.

10 comentarios

Lola -

así ocurrió... :P

Javier -

Me parece a mi que cuando teneis unos crepes delante no os acordais de nadie ;-))

Lola -

si tú quieres que así sea... que lo sea...

javi... te echaremos de menos sumidos en crepes :P

Javier -

Ese ea! es ronco y feroz como el del cantante de Morbid Angel???

Lola -

ea... :P

Javier -

Que sepas Lola, que eres una ladrona de frases, yo ahora no puedo decir: "jajaja... como en aquel hotel de almería... vale, no es lo mismo... pero... jiji..." ;-)




milady -

mi anterior mensaje de suerte no quiso salir, a ver si éste sí,
y si no, siempre me podrás ganar a mí cuando vaya a Madrid

blancohumano -

Cuando la suerte no te acompaña, siempre queda la calidad.

El perder no es importante cuando sabes que si jugaras 10 partidas contra el que te ganó ganarías 8.

¡No podrán pararnos!

noèlia -

¿qué tal fue la partida de ayer? Espero que muy bien!!

Lola -

qué remembers de hotel almeriense... hoy, ¡a por ellos!