Highlights from Portogallo
- Con Lucía en el coche en el que ella me transportaba gentilmente de Vigo a Braga. Comenzó a llover, y hubo un momento en que lo hizo de modo tan infernalmente furioso, que los ojos tenían vedado todo lo que hubiera más allá del parabrisas, y el estruendo no nos dejaba escuchar nuestros propios pensamientos, mucho menos lo que decía el otro.
- Joe Neisendorfer terminando su última charla, tras recibir el aplauso y expresar los agradecimientos de rigor, lanza su tiza a Gustavo, que se encontraba en primera fila, para que éste con ella diera la conferencia siguiente. A continuación, el native American se queda pensando y dice “I used to be good on this”. Se aleja de la pizarra unos diez metros, y ante el asombro del respetable, tira la tiza y la deja exactamente en el pequeño espacio que hay dedicada a ellas en la parte inferior de la pizarra; ese que existe en casi todos los encerados del mundo. Cualquiera que haya intentado esto alguna vez sabrá de su dificultad, tanta que después del asombro, todos rompimos en otro aplauso quizá incluso más ruidoso que el anterior.
- Los arroces, como representantes canónicos de la descomunal calidad de la comida portuguesa que, una vez más, tuve ocasión de disfrutar. Arroz con lubina para comenzar, inolvidable la mediana cacerola de barro, no arroz pero casi con la açorda de marisco, con polvo o pulpo, con espinaca y pollo como reminiscencia francesa, y de propina, llegada y en casa ese arroz con salchicha, huevo y pimienta, blanco y sabroso, que conocen casi todos los que me conocen.
- Cuando tomamos un tren que nos devolvía de Oporto a Braga, atestado por cierto, se me sentó delante un viejo que me dio bastante miedo. El hombre tenía un ojo más pequeño que otro, y el que era mayor estaba medio vacío; además parecía tener entre doscientos y trescientos años. Iba yo hablando de unos interesantes problemitas con Neisendorfer, cuando de pronto el viejo pone la cabeza como a un diez centímetros de la libreta en la que estábamos escribiendo, se vuelve hacia mí, clava su ojo y medio en los míos y me farfulla o casi me grita algo en un idioma que no pude entender, pero semejaba Lengua Negra. De pronto me vi en el medio del video de Thriller, hasta que volví a escuchar la voz tranquilizadora de Joe diciendo “S^3{p} is a p-torsion space…” Curioso que algo tan abstracto me devolviera a la confortabilidad del mundo real.
- Y Oporto. La vista desde el segundo nivel del puente Eiffel no debería ahorrársela ningún mortal. Ninguno.
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