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El musolari errante

Bonito entretenimiento

Bonito entretenimiento

  

Tengo una carpeta en mi portátil que se llama Leonard Cohen, que contiene toda la música y todas las letras de este autor. Sin embargo, en mi cabeza no pienso en ella como en un simple archivo de discos y canciones. Es algo así como poseer el cofre de un tesoro tan valioso que ni en mil vidas podrás abarcar toda la belleza que contiene; un mar eterno donde si lanzas tu caña y esperas un poco (mirando mientras al horizonte con expresión concentrada) podrás encontrar frases donde están todos los secretos de la vida y de la muerte; un pasaporte a la eternidad, en fin.

 Yo no soy un gran entendido en Cohen, llegúe tarde a él. Bueno, la verdad es que en cualquier momento se llega tarde, porque empieces cuando empieces a asomarte a su mundo, nunca te dará tiempo a cubrirlo entero. Pero eso es también la gran ventaja, porque siempre te sorprenderá.

  Me gusta practicar un juego muy sencillo, al alcance de cualquiera que posea conexión a Internete, Emule, unos conocimientos de inglés y un diccionario. Te bajas su discografía y su cancionero (este último accesible, por ejemplo, aquí). Estás sol@, y preferentemente es de noche. Te pones unos auriculares para no distraerte en el momento en que empiece la magia. Y llevas el ratón al interior de los archivos y escoges una canción al azar, con una única condición: si ya sabes fragmentos de alguna, mejor escoge otra, así la novedad es sorpresa. Voy a hacerlo, a ver cuál elijo...

Pues la que me ha llamado ha sido Lady Midnight.

Y comienzas a escuchar como la voz grave del judío canadiense empieza a desgranar sus estrofas llenas de sabiduría y pasión, de sangre y sudor y semen y sal, y mientras tus ojos (o a veces tu voz) le acompañan a través de la letra, abrumado por su grandeza, y siempre encuentras la joya –o muchas veces, las joyas-. La que he encontrado yo en esta canción ha sido, en una mala traducción:

Intenté convencerla toda la noche, como tantas otras noches,
diciéndole: “Me des lo que me des, siempre necesito  mucho más”.
Ella me apuntó mientras me arrodillaba,
y contestó: “no intentes usarme o rechazarme tímidamente
sólo gáname o piérdeme
para esto sirve la Oscuridad”.

Qué genio.

2 comentarios

Estrella -

Sublime!

Lola -

qué bueno, jincho....