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El musolari errante

De profundis

De profundis Si vais por la carrera del arrabal, apartaos, no os inficione mi pestilencia.
El dedo de mi Dios me ha señalado: odre de putrefacción quiso que fuera este mi cuerpo,
y una ramera de solicitaciones mi alma,
no una ramera fastuosa de las que hacen languidecer de amor al príncipe,
sobre el cabezo del valle, en el palacete de verano,
sino una loba del arrabal, acoceada por los trajinantes,
que ya ha olvidado las palabras de amor,
y sólo puede pedir unas monedas de cobre en la cantonada.
Yo soy la piltrafa que el tablajero arroja al perro del mendigo,
y el perro del mendigo arroja al muladar [...]

Dámaso Alonso

5 comentarios

Nfer -

Alberto:
las casualidades no existen. Las cosas suceden, nada más.
Si tienen o no significado para nosotros depende de nuestra situación, creencias, necesidades, y otras variables. Llamamos "casualidad" cuando no tenemos ganas o no podemos indagar esas causas.
Esto que digo es el resultado de mi experiencia de vida, y no tiene relación con creencia alguna (fatalismo, predestinación...)

Alberto -

(viene del post anterior)

Para nosostros sólo hay una estación, la estación de la tristeza. Parece que se nos ha quitado hasta el sol y la luna. Fuera, el día puede ser azul y oro, pero la luz que se arrastra a través del cristal apenas translúcido de la pequeña ventana con barras de hierro bajo la que uno se sienta es gris y mezquina. Es siempre crepúsculo en la celda de uno, como es siempre crepúsculo en el corazón de uno. Y en la esfera del pensamiento, no menos que en la esfera del tiempo, el movimiento ya no existe. Cosas que tú personalmente has olvidado hace tiempo, o puedes olvidar fácilmente, me están pasando ahora, y me pasarán mañana. Recuerda esto, y podrás entender un poco de por qué estoy escribiendo, y escribiendo de esta manera...

Alberto -

Nfer, no es casualidad que hayamos pensado en lo mismo:

El sufrimiento es un momento muy largo. No podemos dividirlo en estaciones. Sólo podemos registrar sus humores y narrar su retorno. Con nosotros el propio tiempo no progresa. Gira. Parece circular alrededor de un centro de dolor. La inmovilidad paralizante de una vida con todas sus circunstancias reguladas según un patrón invariable, de forma que comemos y bebemos y nos acostamos y rezamos, nos arrodillamos para rezar al menos, de acuerdo con las leyes inflexibles de una fórmula férrea: esta cualidad inmóvil que hace cada día horrible hasta el más minúsculo detalle igual a su hermano, parece comunicarse a aquellas fuerzas externas cuya existencia es en esencia cambio incesante. De la siembra o la cosecha, de los segadores doblándose sobre el cereal, o de los vendimiadores abriéndose camino entre las vides, de la hierba en el huerto blanqueada con capullos abiertos o esparcida de fruta caída: de estos no sabemos nada y no podemos saber nada.

(sigue)

Nfer -

Es lo último que me queda, y lo mejor: el descubrimiento final al que he llegado; el punto de partida de un nuevo derrotero. Me ha venido de dentro de mí mismo, y por eso
sé que ha venido cuando debía. No podría haber venido ni antes ni después.

Si alguien me lo hubiera dicho lo habría rechazado. Si me lo hubieran traído lo habría rehusado. Como yo lo encontré, quiero conservarlo. Tengo que conservarlo.//

De todas las cosas es la más extraña. No se la puede dar, ni nos la puede dar otro. No se puede adquirir si o es cediendo todo lo que uno tiene. únicamente cuando ha perdido todas las cosas sabe uno que la posee. Ahora que me doy cuenta de lo que hay dentro de mí, veo con toda claridad lo que tengo que hacer, lo que de hecho debo hacer.
Y cuando empleo una expresión así, no hace falta que te diga que no estoy aludiendo a ninguna sanción o mandato exteriores. No admito ninguno. Mi naturaleza está buscando un modo nuevo de autorrealización.
Eso es lo único que me interesa."

(tomado de De Profundis, extensa carta de Wilde desde la prisión a su amado Bosie, Enero-marzo de 1897.)

Nfer -

"...Llevo en la cárcel casi dos años. De mi naturaleza ha brotado la desesperación salvaje; un abandono al dolor que era penoso de ver; una ira terrible e impotente; amargura y desprecio; angustia que lloraba a gitos; tormento que no encontraba voz;tristeza muda. He pasado por todos los modos posibles del sufrimiento.

Mejor que el propio Wordsworth sé lo que Wordsworth quería decir cuando escribió:

"Suffering is permanent, obscure, and dark
And has the nature of Infinity."

Pero, aunque a veces me regocijara en la idea de que mis sufrimientos fueran interminables, no podía soportar que no tuvieran sentido.
Ahora encuentro escondido en mi naturaleza algo que me dice que no hay nada en el mundo que carezca de sentido, y el sufrimiento menos que nada. Ese algo escondido en mi naturaleza, como un tesoro en un campo, es la Humildad. [sigue en el siguiente post]