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El musolari errante

El cuarteto de Alejandría (II)

El cuarteto de Alejandría (II) Sigo intentando convenceros de que el Cuarteto de Alejandría es maravilloso, y hoy os traigo una fantástica crítica que he encontrado en Internet. Es de un tal Dellwood, y está en http://www.elaleph.com/foros/viewtopic.php?t=700.

Entre 1957 y 1960, Lawrence Durrell se propuso representar en una saga literaria la noción del espacio - tiempo de la teoría de la relatividad. El resultado fue una serie de 4 novelas, que en su continuidad constituyen un solo texto, El cuarteto de Alejandría. Las tres primeras representarían las dimensiones euclidianas del espacio, narrando una misma historia desde distintas miradas ("cada persona tiene distintos prismas desde los cuales puede ser descrito", sugiere el autor en un momento). La cuarta introduciría la dimensión temporal y explicaría la totalidad de la obra. Durrel intenta así en la literatura lo que Giedion dice que habían hecho, algunos años antes, los maestros del Movimiento Moderno en la arquitectura.

Si se toma al pie de la letra su intención original, la obra de Durrell es probablemente un fracaso: no creo que nadie tenga una mejor comprensión de las teorías de Einstein por haber leído el Cuarteto (algo que suele suceder con estos homenajes del arte a la ciencia). Más fortuna parece haber tenido en la investigación del amor moderno, otro de los objetivos declarados por el autor. Para la literatura, en definitiva, y especialmente para al placer de los lectores, Durrell dejó 5 magníficos textos: cada una de las novelas, que se disfrutan por si mismas, y el Cuarteto como obra completa. La ironía es que un libro que aspira a representar una teoría científica del siglo XX, una obra que debería opacar los logros de Joyce y de Proust, resulta finalmente una entrañable novela en la mejor tradición del XIX, con personajes muy bien definidos componiendo un grupo de amigos que se constituye casualmente durante el período inmediatamente anterior a la Segunda Guerra Mundial. Toda la novela está recorrida por esa agradable sensación de la amistad sincera entre gente que se aprecia a pesar de sus diferencias y de sus pasiones (que abundan en el Cuarteto).

El otro gran logro del Cuarteto, y el que más nos importa en esta nota, es la representación de una ciudad que aparece vívidamente descripta como un personaje más de la novela. "La ciudad -al decir de Durrell- que se sirvió de nosotros como si fuéramos su flora, que nos envolvió en conflictos que eran suyos y creíamos equivocadamente nuestros, la amada Alejandría". Aun sin conocer nada sobre la ciudad, el lector vive desde las primeras páginas en la realidad geográfica y humana de Alejandría, una lengua de tierra en la desembocadura del Nilo, entre el Mediterráneo y el Lago Mareotis, en sus palacios de inspiración europea contrastando con los minaretes, sus bares callejeros, los tugurios, burdeles y callejuelas de los barrios populares, el sol que pega sobre las velas de los barcos en el Yacht Club, los paseos por el malecón de la Corniche. Toda la atmósfera cosmopolita y milenaria de Alejandría, protegida por el recuerdo del gran Poeta de la Ciudad: Constantino Kavafis.

En esa vívida y decadente Alejandría ("lo único real en esta novela") se mueven los personajes de Durrell. Justine, promiscua y seductora arrastrando la herida de un trauma adolescente, su perfume Jamais de la vie y sus "ojos translúcidos, agrandados por la belladona", amada por Darley (narrador del Cuarteto) con el aparente consentimiento de su esposo, Nessim. Una hija auténtica de Alejandría, su paisaje y su llanura aluvial, con "su aire de extenuación", es decir, "ni griega ni siria, ni egipcia, sino un híbrido, una ensambladura" ("Justine y su ciudad se parecen en que ambos tienen un sabor intenso aunque les falta todo carácter auténtico"). Balthazar, amigo de Kavafis y "oráculo" de la ciudad, "su daimon platónico, el mediador entre sus dioses y sus hombres". Mountoulive, embajador de Inglaterra atrapado entre su deber profesional y la amistad con Nessim. Pursewarden, alter ego de Durrell, el salvaje Naruz, la pobre y melancólica Melissa ("señor: yo soy la soledad misma"), la encantadora Clea, el siniestro Capodistría y tantos otros.

Esta troupe de amigos ocasionales, locales y extranjeros, parece una versión del grupo del bar de Rick en Casablanca (otro de "nuestros antepasados"), con la diferencia de que aquí la ciudad es real mientras que en la película es de cartón piedra y completamente ficticia, y que el drama no se establece en una ética de amor y militancia sino en un viscoso entretejido de conjuras irracionales y pasiones sexuales de todo tipo. Como ya se ha dicho, la ciudad no es el "fondo" de estas pasiones y conspiraciones, sino su condición y causa. "Cinco razas, cinco lenguas, una docena de religiones; el reflejo de cinco flotas en el agua grasienta, más allá de la escollera. Pero hay más de cinco sexos y solo el griego del pueblo parece capaz de distinguirlos".
Durrell erotiza Alejandría, sin recurrir a estereotipos ni a búsquedas retóricas del "alma de la ciudad". Simplemente transmite en su escritura el placer que le produjo la experiencia del lugar. En ocasiones personaliza hábilmente a la ciudad, en otras la convierte en metáfora de las pasiones y conjuras que envuelve y ampara, en otras la presenta como un mero escenario. La ciudad es un personaje flexible en el manejo literario, pero rígido en su inmutable indiferencia a la suerte de sus habitantes: de estas tácticas de escritura surge buena parte de la eficacia del texto. Durrell no nos quiere convencer de la grandeza de Alejandría: la da por supuesta y la expone. El mismo explica: "una ciudad es un mundo cuando amamos a uno de sus habitantes".

En el Cuarteto es recurrente la geografía alejandrina: las tormentas de arena al finalizar la primavera, las llanuras aluviales del delta del Nilo, las aguas fangosas del Mareotis, las dunas del desierto circundante, el Mediterráneo. Aparece el área agrícola circundante, una proeza humana de diques y canales entre el desierto y la ciudad, los dos enemigos de la vida rural. Cuando Nessim visita su finca familiar, los relojes se detienen en su homenaje ("para que las horas que dura tu agradable visita no pasen tan rápido"), pero el gesto también expresa la idea de un tiempo rural opuesto al tiempo urbano, cíclico, en verdad no detenido pero si recurrente desde épocas milenarias..

Y también hay un lugar para la historia de Alejandría, con un carácter mítico más que didáctico. Nombrados o no, recorren la novela los recuerdos de Alejandro Magno (fundador de la ciudad que fue su tumba), del Faro, del Museion, de la Biblioteca, de Marco Antonio y Cleopatra, de la filosofía neoplatónica de Plótino, de la matemática de Euclides, de los sabios Ptolomeos.

Quizás la visión general del Cuarteto peca de cierto colonialismo, político y cultural. Muchos de los personajes locales son parte de la oligarquía egipcia, y algunos de los extranjeros son diplomáticos de las potencias imperiales, aunque todos se hagan queribles en la prosa del autor. La servidumbre y la prostitución se naturalizan y tienen un toque de glamour en muchos párrafos, las conjuras políticas parecen juegos de adultos inmaduros. En defensa de Durrell, cabe decir que el cuenta su historia desde su posición personal, que es la de un miembro de la diplomacia británica, una mezcla de bon vivant y aventurero. Pero sin caer en la banalidad de un simple libro de memorias: el Cuarteto es una ficción intencionada y contundente, donde cada situación y cada personaje se nos revela de distintos modos, con virajes y cambios sorprendentes que solo al final adquieren un sentido provisorio. Justine es una narración subjetiva de un romance clandestino; Balthazar, un Comentario que altera los significados de la anterior; Mountolive, la contraposición objetivista (es la única de las novelas donde Darley no es el narrador); Clea, la resolución de los hechos en el tiempo, ya en plena guerra..

Para la misma época en que Durrel escribía su Cuarteto, Kurosawa revolucionaba el lenguaje del cine con Rashomon, una película (que aun hoy es de vanguardia) donde un mismo hecho es narrado desde 4 ópticas distintas. El Cuarteto coincide en esta exploración sobre la relatividad de las verdades humanas, distinta a la relatividad científica, y donde solo el amor nos salva de la angustia y el vacío. Como Durrell mismo dice en el final de Justine, "¿acaso no depende todo de nuestra manera de interpretar el silencio que nos rodea?".

Si las cosas fueran siempre lo que parecen, ¡que empobrecida quedaría la imaginación del hombre!
¿Cómo me libraré para siempre de esta ciudad ramera entre todas las ciudades: mar, desierto, minaretes, arena, mar?
No. Tengo que ponerlo todo por escrito, fríamente, hasta que pase el tiempo de la memoria y el deseo. Sé que la llave que trato de hacer girar está en mi mismo.
(Lawrence Durrell, Balthazar)

26 comentarios

gadmin -

Me he apropiado de un parráfo de esta magnífica entrada para mi blog, en
http://unbosqueinterior.blogspot.com.es/2012/11/el-cuarteto-de-alejandria.html

Charonc -

Estoy leyendo a Gerral Durrel hermano de Laurence, Mi familia y otros animales" es también una deliciosa lectura llena de encanto y buen humor ingles, seguro que no tiene nada que ver con el Cuarteto, pero os lo recomiendo, saludos. Ahora yo tb leeré el Cuarteto aunque me da no se que vaya a se que a estas alturas cambie mi vida...(broma claro)

VIOLETA -

Como tantos, leí la obra completa, siendo muy joven. La volví a leer años mas tarde. Pero independientemente de lo que pretendió el autor decir, me pasó como lectora lo que a la mayoría. de algun modo, la obra de Durrell, nos marcó "a fuego". El arte es arte. Mas allá de la interpretación de cada quien...Cuando alguien es capaz de escribir trascendiendo el tiempo y las fronteras, solo debe ser disfrutado. Los demas, es lo de menos.

Paco -

Leí la obra de Durrel siendo apenas un joven. Quedó en mi memoria vívidamente dibujado el exotismo del paisaje,la sensualidad de los personajes, su lucha contra la propia naturaleza humana a la que como fuere, nunca logramos sustraernos. Escribiendo estas líneas en la mesa de un café en México, frente a mi se sienta un grupo de extranjeros con aire inglés quienes maravillados se intercambian postales y litografías...¿cuánto más aprisa latiría su corazón si supieran la verdad? Gracias Durrell y al responsable de esta sección.

inma -

lo mejor que he leido nunca.......

ricardo -

El Cuarteto de Alejandría debería ser obra de análisis en las escuelas secundarias. (Un libro por año)
Concuerdo con varios comentarios sobre la inquietud de...qué leer después del Cuarteto? Sé que la literatura volverá a sorprenderme, mientras tanto sigo conmoviéndome con Durrell.

Rafa -

Estoy releyendo el Cuarteto, después de veinticuatro años. Lo leí con veinte y sólo pude captar entonces algo muy doloroso pero fascinante. Hoy, ese dolor no ha menguado, pero estoy en condiciones de apreciar otros aspectos. Es curioso, pero como dicen en un comentario, yo también estoy ahora en Mountolive y también me llamó la atención las causas esgrimidas para explicar el suicidio de Pusserwarden.
Cuando lo leí en mi juventud me quedé muy afectado por el personaje de Justine (ahora sé que impregnó más de un relato mío). Esa actitud entre el dolor y el placer me angustió, así como el ambiente de Alejandría (¿no creéis que podría llegar a ser opresivo?). Nunca me he librado de esa sensación, pero ahora estoy contento de que nunca me haya abandonado. La crítica inicial es genial. Gracias por crear este hilo. (Por cierto, quizás relea también Rayuela). Todos los que habeís escrito aquí me parecéis unos craks.

ALBERTO -

Bueno creo que en El cuarteto de Alejandría , encontré algo maravilloso, las descripciones pictóricas de la ciudad, el mar, el cielo. las reflexiones de Justine desgarradoras y lúcidas y el fantasma del poeta griego. Acaso todas las ciudades no tienen esa misma alma que someten nuestro destino?
El cuarteto es lo mejor, intenté con el quinteto y no pude.

manuel gomez -

creo que durrell no busca ilustrar las teorias de einstein sobre el espacio y el tiempo con su cuarteto alejandria.
veo en el cuarteto mas como una recherche du temps perdu o sea, la memoria de un tiempo en un lugar, memoria que el escritor/narrador desea fixar y percibir.

trapisonda -

Leí hace mucho tiempo El Cuarteto... además de forma que el orden fue aleatorio.Me pareció una fantástica obra y ando detras de El Quinteto de Avignon.Alguién lo ha leído?

ALEXANDRA -

DESPUES DE HABER LEIDO BASTANTES DE LAS GRANDES OBRAS DE LA LITERATURA UNIVERSAL,EL CUARTETO DE ALEJANDRIA ES PARA MI UNA OBRA MAESTRA,SIN DUDA ALGUNA,OBRA EN LA QUE UNO TIENE QUE ABANDONARSE CON LA SUERTE DE LOS PERSONAJES Y FUNDIRSE EN LA CIUDAD PARA COMENZAR EL VIAJE... ESTOY DE ACUERDO CON OPINIONES ANTERIORES DE QUE DAN GANAS DE IR A ALEJANDRIA,A PESAR QUE AQUELLO FUÉ OTRA ÉPOCA Y TAMBIÉN QUE ERA LA VISIÓN DE LA CIUDAD VISTA POR DURELL,SI CABE EN EL MISMO MOMENTO EN QUE OCURRE LA ACCIÓN TAMPOCO HUBIERAMOS ALLADO AHÍ ESE MUNDO QUE TANTO NOS SEDUCE EN LA NOVELA.

V109 -

dial; snprtz

Lydia Arcos -

Poco antes de empezar a leer El Cuarteto, leí Rayuela , cuya segunda parte me defraudó, no así la primera. El cuarteto lo estoy terminado ahora,y está a años luz de muchas buenas obras. Rico, profundo y sensual es capaz de hacernos reflexinar y sobre todo de penetrar en el alma, envolviendonos imaginativamente. Alejandria ya no es lo que fue,seguro. Nollega el eco.
Leyendola nos atrajo ir a Estambul y ahí sí hay mágia.Ya despues, a la vuelta, con Clea,la llamada y las ganas de Oriente ya están colmadas. Estambul no nos defraudó. A nuestra amiga y compañera de viaje la recomiendo leer el Cuarteto; porque es verdad hay un antes y un después. Habrá que estar abierto a recomendaciones de aquellos que se hallan purificado con su fuego. Saludos

Max Pastroudis -

SÍNDROME DE ALEJANDRÍA

"Qué decir cuando
de tanto todo y
de todo tanto,
la vida y tú
me reconocéis
como una lenta hemorragia
que supura miserias
entre sonrisas y silencios;
silencios octosílabos,
sonrisas que riman.
Y al final de la frase
siempre el mar
¡Sí, el mar!
¡Como si nunca hubiera
sido real!
Todo esto que acontece
todo lo que se va discretamente;
todo dibujado mal
y rápido en las costuras
de un flotador
que alguien te arrojó
en tu soledad
de musgo y primavera.
Abrazado a los restos
de un Sol que ha naufragado,
entre las carcajadas
de la más desdichada,
aquella a la que cantas,
aquella a la que lloras,
sabedor de su secreto.
Mujer, enciende mis ojos,
dota de carne
a lo infinito
y hazme merecedor
de la ligereza
de todos tus adioses"

Marcelo Bozzi -

Sin lugar a dudas concuerdo contigo, estos cuatro libros son una obra de arte, y siempre seran mis libros de cabecera. Trate de conseguirlos de nuevo, pero no aparecieron ediciones nuevas en Buenos Aires, por lo tanto los cuido como oro.

diogenes -

Como dí con el cuarteto de alejandría,un día leyendo sobre la biografía del magnate de la pesca italo peruano luis banchero,me enteré que esa obra le había impactado de tal forma que se las daba a leer a sus novias,y ellas descubrian aterradas como el hombre había entrado al infierno de la politica,en 1972 fue asesinado ,sin jamas descubrir los moviles.

José Manuel -

Me alegro haber encontrado esta página,navegando en busca de más información sobre el Cuarteto y cómo planeó la obra su autor. Creo que alguien lo ha expresado muy bien arriba: una vez que te has cruzado con el Cuarteto, y has dado con tan claro ejemplo de arte literario en estado puro, se hace difícil apreciar otros intentos. Solo recuerdo algunas obras de talla semejante: El Otoño del Patriarca de Márquez, La muerte de Virgilio de Broch y recientemente Nadan dos chicos de O`Neil. Seguro que hay más... Pero en el caso del Cuarteto, la sorpresa fue tan inesperada y grata, que cierto tipo de sufrimiento, por tanta belleza y por tan profunda lucidez, me obligaba a parar la lectura, a reconsiderar cada entrada, a reconsiderar muchas cosas... Cierto tipo del dolor por tanta belleza inesperada que experimenta el personaje de Muerte en Venecia.
En cuanto a visitar Alejandría (algúndía iré), cuidado, ya no existe aquella ciudad cosmopolita de tantas lenguas, religiones y sexos, si es que alguna vez existió como la relata Durrell, y según sostienen algunos estudiosos (ver por ejemplo artículo interesante en: http://www.el-mundo.es/viajes/2003/15/1042038328.html )

Saludos a todos los compañeros de páginas.

Charlote -

Estoy leyendo la tercera, Mountolive, no os ha parecido un poco absurdo que el escritor Puserwarden se suicide por haber cometido un gran error? Queda poco explicado el motivo del suicidio, espero que Clea lo explique mejor. De todas maneras, me encanta el cuarteto

anna -

lo terrible de haberme cruzado con el Cuarteto es que desde entonces ya nada me parece literatura.Eso me lo advirtió quien me regaló los cuatro libros yo no le creí.Pero ha resultado cierto.

Laura -

Quiero compartir con ustedes la alegría de haberme cruzado en el camino con el Cuarteto de Alejandría. Nunca el placer de leer fue tan maravilloso. Cuatro libros llenos de sensaciones, emociones, de esos que sólo se dejan porque uno se queda dormido, agotado de tanta belleza. Saludos

Cluje -

Pues entonces... allí nos veremos algún día, Hugo.

Hugo Cornejo -

El cuarteto de Alejandría sembró en mí varias inquietudes. Sólo una diré: no puedo morir sin haber conocido esta ciudad que es el símbolo de lo que somos hoy como humanidad.

lamaga -

Necesito ayuda. Es sobre el 'Cuaderno de alejandría' ... apareciste tú cuando buscaba información y yo lo que necesito es situarme con relación a un personaje, un tal 'giorgo'. ¿Podrías ayudarme?. Te enlazo para leerte luego.

Besos.

Cluje -

Bueno, si estás leyendo Rayuela, Gerard, ya tienes bastante trabajo; no recordaba sus referencias al Cuarteto.

Y Alberto, tú sabes que los Carvalhos duran poco, y lo de Vargas, pues leéte sólo el prólogo de la nueva edición de los Miserables, que está bastante bien, y deja para después el resto. Yo lo he leído de estraperlo en una librería.

Alberto -

Llega un momento en que uno descubre aterrado que no hay tiempo para leer todos los libros que querría. Tendré que hacer un esfuerzo, no obstante con el Cuarteto de iskanderiya, así como con Rayuela. De momento tengo en lista de espera los dos últimos capítulos de la serie Carvalho (El hombre de mi vida y Milenio), y La tentación de lo imposible, de Vargas Llosa. Y este último, me temo, puede hacerme incurrir en una relectura de Los Miserables.

Gerard -

Mira jefe, ahora estoy con Rayuela, y, milagros de la edición de "catedra", resulta que Cortazar cita varias veces esta obra, tanto con el nombre de su autor como con el de algun personaje, no dando el título. Curioso no? Por cierto, a la que acabe con éste abandono por un tiempo la literatura sudamericana, o sea que ya lo tendremos en cuenta.