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El musolari errante

Travesía del desierto

Reunidos de nuevo en casa de K, juego esta vez con D contra A y K, A a mi izquierda. Novedad que nunca había probado: vacas al mejor de nueve juegos. No estuvo mal, pero se me hicieron un poco pesadas, prefiero la modalidad habitual. En cuanto a cartas, una noche negra, en la primera y la tercera vacas todavía mi compañero cogió cosas y hubo mus de vez en cuando, en la segunda no hubo apenas descartes y en las manos de los demás no paraban de florecer solomillos, cerdos y unas de mano, una tras otra.

La primera vaca anduvo marcada sobre todo por cortes de A sin cartas que habitualmente respondíamos bien. Recuerdo sobre todo un órdago a contramano a juego que le vieron a mi compañero, y que ganó sin demasiados problemas. Comenzamos perdiendo, pero acabamos con un 5-1 curioso. Fue remarcable un lance en el que D vio siete a chica con dos pitos cinco y perdió, justo cuando yo había dicho que mínimo dos pitos cuatro (un poco al azar); K llevada dos pitos cuatro rey.

En la segunda, con la sequía de Etiopía, tuvimos un posible punto de inflexión con 1-3 en contra; de primeras dadas envite de mi compañero a grande, reenvite, doce más y apuesta cerrada. Mazo contra tres reyes cuatro a nuestro favor y no hubo órdago, raro raro. Luego, no sé si aquí o al principio de la tercera vaca (quizá el primer juego) mi compi perdió un órdago a chica de primeras dadas con tres pitos. La catástrofe se cerró con el 1-5 de vuelta.

La tercera vaca comenzó con 0-2 en contra, pero en algún momento el mundo cambió: a D le empezaron a entrar algunas cartas, yo vi una vez tres gorrinos y otra duples de cincos seises, y sobre todo a los contrarios se les secó el grifo. También pudo tener su influencia que se acabó la ginebra y yo me apliqué ley seca mientras los demás se dedicaban a beber gasolina. El caso es que consumamos la zaragozana, y recuerdo especialmente la última, en la que contamos de cinco en cinco, cortando o no, hasta llegar al final con 38-25 o así. Un órdago a grande de primera, visto con dos reyes seis, cerró a nuestro favor. Pero fue una travesía del desierto.

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