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El musolari errante

Kitsch

Me ha llamado la atención un fragmento que dejo abajo del libro "La posibilidad de una isla"; tan lúcido y desesperanzado como el resto de las aproximadamente cien páginas que llevo leídas. En cierto modo, es el reverso tenebroso de un bonito pasaje de "La sonrisa etrusca", donde el entrañable protagonista ofrece el ejemplo de un niño como lo más cercano a la verdad absoluta. Los dos enfoques, aunque parezcan opuestos, están más cerca de ser complementarios de lo que parece, y también los dos protagonistas, Roncone y el pagliaccio sin nombre de Houellebecq. Tenía grandes expectativas en este autor, y su libro, como fuente de ideas y análisis de la pobreza de la sociedad posmoderna, no me está decepcionando en absoluto.

"En cierto modo, todo es kitsch. En conjunto, la música es kitsch, y el arte, y hasta la literatura. Casi por definición, cualquier emoción es kitsch; pero también cualquier reflexión e incluso, en cierto sentido, cualquier acción. Lo único que no es kitsch en absoluto es la nada."

PD: Visto que casi siempre escribo desde la facultad y que los viajes en bus casi siempre contienen algo interesante o al menos descriptivo sobre mi ritmo vital, que a fin de cuentas es lo que voy, de modo casi siempre lateral, plasmando aquí, a partir de hoy voy a incluir en cada post un pequeño apéndice llamado "Historias del 631", contando mi vivencia correspondiente. Hoy, vía iPod, he presenciado como el Senado lo deja todo listo y preparado para la guerra civil entre Pompeyo y César. Segundo capítulo de Roma, crece exponencialmente su interés.

 

 

 

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