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El musolari errante

Una de catorce (I)

Una de catorce (I)

Siempre me ha fascinado el montañismo para mirarlo desde la barrera, supongo que con un tipo de fascinación parecida a la de los intelectuales por la violencia. Me impresiona esa gente que se juega la vida sólo por llegar más alto, en el sentido más concreto y, en cierto modo, también más abstracto del término. Hace poco, cuando murió Hillary, me emocioné con la grandiosa historia de Mallory, y sobre todo el misterio que rodea al hecho de si llegó o no llegó, y las investigaciones que se están llevando a cabo sobre ese asunto. Por tanto, yo que en mi importante vertiente Robgordonesca tan aficionado soy a las listas, me avergüenzo de confesar que no me sé los ochomiles que en el mundo son (fundamental darse una vuelta por Wikipedia para ver las fotos de los catorce, creo que no es casualidad que fuera éste el número que eligiese Tolkien para los Valar –Melkor excluido). Tras flagelarme un poco y reflexionar, he llegado a la conclusión de que nunca me acuerdo de ellos porque los nombres son muy extraños y no se me quedan en la cabeza. Por tanto, voy a listarlos aquí y poner, para cada uno, el significado de su nombre. Seguramente así sea más fácil que se me queden en la cabeza, y quizá en la de alguno más a quien también fascinen estos colosos.

 

1. Everest. Como América, tiene el nombre de quien menos se merecía, un geógrafo inglés, George Everest, que ni siquiera fue el que cartografió la montaña; lo hizo un discípulo suyo. Mucho más hermoso es su nombre tibetano:  Chomolungma o Qomolangma, que respectivamente quieren decir “Madre del Universo” o “Diosa Madre de la Tierra” (femenino en ambos casos). En un dialecto local se usa Deodungha, “Montaña Santa”, y en nepalí, inventada la palabra curiosamente el siglo pasado, Sagarmatha, “Diosa del cielo”. Todo va por el mismo lado.

 

2. K2. Esta denominación tan peculiar viene de que es la segunda montaña del Karakorum que fue indizada por un equipo de investigación europeo en el siglo XIX. Es la “gran montaña” (Qogir en chino) o la “montaña alta” (Lamba Pahar en urdu). También se le llama monte Godwin-Austen, por otro investigador británico –vaya plaga- aunque el nombre se refiere concretamente a un glaciar cercano. Por este nombre lo conocí yo cuando era niño.

 

3. Kanchenjunga. Este nombre tan sonoro es nepalí, y su significado es insuperable en poesía: “los cinco Tesoros de nieve” (en alusión a los cinco picos consecutivos de la montaña). También se llama SewaLungma, en lengua Limbu.

 

4. Lhotse. El caso de esta montaña es curioso. Parece ser que originalmente no tenía nombre ni en nepalí ni en tibetano, así que fue un europeo, Howard Bury quien le puso este nombre en la segunda de estas lenguas. Significa “Pico Sur”, porque se halla unido al Everest por la cara sureña de la gran montaña.

 

5. Makalu. Existen dos teorías sobre el origen de este nombre. Una dice que en la lengua local significa “El gran Negro”, en alusión al aspecto oscuro y aislado de la montaña. La otra propone que es una deformación del sánscrito “Maha-Kala”, que quiere decir “Dios muerto”, y que alude a la creencia de que el monte fuera el trono de Shiva, el destructor.

 

6. Cho Oyu. Este es de origen tibetano, que se transcribe en nepalí como Qowowuyag. Su significado es “Diosa Turquesa.” Más hermoso, imposible.

 

7. Dhaulagiri. Este nombre proviene del sánscrito, y quiere decir “Montaña blanca”.

 

Bueno, tengo que dejarlo aquí por ahora, mañana pongo los otros siete.

   

 

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